Había una vez un perro que, por el rabillo del ojo, veía una sombra amenazadora. Se trataba de su propia cola, pero él no lo sabía. Comenzó a perseguirla, dando vueltas sobre sí mismo en círculos, olvidándose de todo, en una maníaca obsesión.
Cuando por fin le hincó el diente y la amputó, murió desangrado.
Posts
2 comments:
De seguir adelante la paranoia de la izquierda (y no me refiero al PSOE, que evidentemente no lo es), terminará por devorarse a sí misma y a su prole, como Saturno. Y lo que es peor, dará a luz a una nueva generación de desencantados que podría seguir el camino de Pío Moa. Las señales están en el aire. Hacía muchos años que un jodido 20-N no atraía tanta atención sobre sí. El huevo de la serpiente está eclosionando lentamente y en cierto modo la izquierda está contribuyendo a ello con su inmobilismo autocomplaciente.
El camino de Moa es demasiado tortuoso.
Desencantados los hay desde hace mucho. Y la izquierda es la que más razones da para ello.
Claro que el pequeño rebufo nostálgico del 20-N parece preocupante, pero creo que son dos matones y cuatro abuelas.
Post a Comment