La peor película de temática beatle de la historia

A finales de los setenta el sueño hippioso de transformación de la música y la sociedad que representaba el underground se venía abajo. El punk llegaba, y los supervivientes de las hordas de las flores que quedaban en pie estaban completamente insertos en el establishment.
En aquel contexto en que el progresivo se tornaba pompa y circunstancia, en que los dinosaurios del rock inglés vivían en sus chalets de California lejos de ideales, con sus dealers y gurús proporcionandoles el escapismo en pequeñas píldoras, surgió tardíamente la cristalización del sueño sixty tornado en pesadilla hortera.
Con la falsa excusa de la lisergia, los Bee Gees(!) y Peter Frampton(!!!!!) se transmutaban el la banda del Sargento pimienta, tratando de establacer una mitología coherente sobre el album (que no es conceptual, a pesar de todo) que pudiera dar lugar a una trama, por delirante que fuese.
El resultado dignificaba el magical mystery tour como una película digna de Orson Welles.
Tampoco había remilgos, si había que darle una balada a Frampton para que paseara con su chica con un flitro tremebundo en la imagen a lo love story, se pillaba de otro album y punto. The Long and winding road mismo, y porque Yesterday era pasarse.
La película tiene sus momentos en el que el delirio camp la hace tan mala que es buena, pero son pocos: Steve Martin, que en aquel entonces se intuye que era un cómico de verdad y no un maduro petimetre, en su encasillamiento setentero de mad doctor, cantando Maxwell's Silver Hammer.
Un cameo de un Billy Preston al cual ya le vale, pero bueno, se le perdona, porque no estropea Get Back.
Pero otros "ilustres" invitados invitan menos al optimismo. ¿Earth wind and fire? ¿Y qué pintan esos?
No importa, a esas alturas ya no hay argumento. El acta de defunción de toda una época cobra cuerpo. El infierno son los demás, sobre todo si son como Frampton.