Y sin embargo, eso fue la base de todo. En el momento oportuno, cuando las investigaciones sobre dineros mal empleados se tornaban amenaza, se señalaba siempre el vapor que subía desde allí abajo, se murmuraba algo acerca de una revolución, se hacía un gesto vago en dirección a los barrios bajos. La policía entendía y empleaba entonces más tacto.
Una incidental mención a la masa hambrienta (en concisa prosa militar) y el Senado devolvía el saludo. Por supuesto que uno mismo estaba en contra de aquel torrente infecto, se limpiaba las salpicaduras que habían alcanzado la toga. Se sabía que ellos aprovecharían su "liberación" para sentar sus bastardos lisiados en las faldas de las vestales, para cultivar rábanos en lugar de crisantemos en los invernaderos, para tapar los agujeros de sus barracas con valiosos lienzos griegos, para cagarse en la gramática, siempre disculpados por un par de literatos que hablaban de educación descuidada.
Se sabía todo esto, se tenía una cultura griega. Se hizo política, hasta que finalmente se hizo entrar el diluvio en la Curia...o por lo menos se hizo entrar su espuma. Por supuesto no al campesino hambriento, sino a su perseguidor, el logrero. Por supuesto no al artesano fundido, sino a su acreedor hipotecario. No, el señor no olvidó "la necesidad", el gran demócrata recordaba la "desesperación de los despojados". ¿Cómo, si no, iba a extorsionarlos?.
El Senado era muy pequeño, había que ampliarlo. Los ladrones privilegiados eran muy pocos, debía complementárselos con ladrones no privilegiados. Bajo la mirada amenazadora del dictador temblaban aquellos a quienes su policía alcanzaba el botín y temblaba la mano que lo había tomado directamente.
¡Y esa lepra que se había prometido oprimir, excluir, diezmar, a cambio de tantos sobres cerrados! ¡Y bien! ¿Acaso no estaban diezmados ellos también cuando inundaron la curia? ¿No eran acaso una pequeña parte de la lepra? Realmente sólo eran la parte de la lepra que podían hacer sonar los dineros. Una parte pequeña, pero fuerte, que se hacía oír. Hay que gritar cuando se quiere regatear.
Recuerde usted lo que es un Senado...¿No parece un mercado?¿Quiere un tema de pintura apropiado para la época? "Senadores romanos buscando piojos".
(Bertolt Brecht: Los negocios del señor Julio César)
No comments:
Post a Comment