Thursday, November 20, 2008
20-N
Ocurrió en un país imaginario. Y conste que no hablo de hechos reales, porque recordar a según que personajes es revivirlos un poco, y olvidarlos es darles la espalda para que nos apuñalen con la guardia bajada.
Ocurrió en un país imaginario, un país apenas desperezándose del feudalismo, un país imperfecto como lo son la mayoría, un país que no existía ni siquiera en los clichés del mal poeta asesinado una noche de temblores fríos.
Ocurrió que algunos prefirieron querer la nada, a no querer, ocurrió que los pequeños grandes cortijos y los grandes pequeños bancos y los pistoleros de los patronos, y los obreros armados, y los anarquistas, y la derecha que no participó en la constitución, y el olor a cirio, y los pequeños roberpierres y los aprendices de Beria, y los corresponsales americanos y toreros, y los milicianos ingleses y descreídos, y los trotskistas asesinados por su propia gente, y los generales llenos de odio, y la media España que hiela el corazón, se pusieron a jugar a la muerte como niños feroces sin rostro.
Ocurrió, ocurrió, y los aviones de Fuhrer eran el lobo que soplaba fuerte y la casa iba a derrumbar.
O tal vez no ocurrió nada en absoluto. Es solo un rumor que asola la ciudad, y los juzgados que no juzgaron cuando se debía juzgar, y las iglesias que no excomulgaron a los generales sino que los llevaban bajo palio, eran un rumor, como el de la canción de Elvis Costello. Cada uno cuenta la feria según le ha ido.
Yo declaro que la guerra ha acabado, cantaba Phil Ochs años antes de que Vietnam acabase.
Yo declaro que no acabó nunca. Murió un general, pero había parido cientos de pequeños tiranos. Murió en cama. Murió, murió, murió.
Pero no ha muerto.
Recuerdo la escena de Betrayed en que el personaje de Debra Winger oye de boca de los niños las atrocidades que los mayores les enseñan, el odio como la gramatica primigenia en que un caracter, un alma, se forma. Se forja. Y ese odio queda aprisionado. Es el momento en que ella comprende que ese mundo, es un mundo que esta más allá de su visión de las cosas, que no puede amar a esos cachorros amamantados con cuentos de negros y judios transformandose en no-humanos. En infrahumanos.
No importa quién cuente la historia, cada cual le aporta un poso de mitos, de preguntas capciosas, de nanas del odio, de recrear el dolor y darle un nombre, un rostro, el del enemigo.
Se abre heridas, dicen en el pais que no existe. Pero una herida no se abre a menos que no se haya cerrado jamás. Me preocupan las historias que se narran, y lo que aprendemos de ellas.
Unos y otros devoran la vaquilla que agoniza en la tierra de nadie del país que no existió nunca.
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4 comments:
No se puede cerrar una herida abierta, Mycroft. De ningún modo. Primero porque miles de muertos continúan sin ser identificados sepultados en fosas comunes. Segundo porque se juzgó (en muchas ocasiones de modo sumarial) a la mayoría de los criminales de guerra republicanos pero no a los nacionales. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué todos asumieron ese punto final que en realidad lo dejó todo abierto?. Tercero porque las dos Españas que ya se habían gestado siglos atrás, tomaron carta de naturaleza después de aquella barbarie. En muchos países hay lugar para la discrepancia. Aquí no. Aquí impera la ley del si no estás conmigo estás contra mí.
No recuerdo el nombre del autor griego de aquella frase que decía que quién olvida su pasado está condenado a repetirlo. No olvidar a generalito es una obligación. Mantener sus símbolos es otra historia.
El año pasado, en historia del pais valenciano, tuve el placer de tener a un gran profesor, y fuimos viendo como se fueron gestando una serie de factores desde el mismo momento anterior a las Cortes de Cadiz, que generaba tensiones. El siglo XIX fue insurreccional, revolucionario, revanchista, faccioso, gerracivilista y lleno de pronunciamientos...
Las cuestiones agrarias, religiosas, etc...se iban acumulando, y el pactismo canovista dejaba fuera del sistema politico a una parte importante de masas que otros movimientos supieron capitalizar: Ahi es donde estalla el conflicto realmente, en la esclerosis del sistema canovista, su fraude, y las consecuencias insospechadas del mismo: La elite acabó prefiriendo matar la democracia representativa antes que aceptar la entrada de las clases populares en la politica.
Fue un curso genial.
En cierto modo se veia venir. Desde 1917 se tenia un miedo enorme y no solo el socialismo era el peligro sino cualquier populismo de izquierda como el de Blasco en Valencia, venia siendo atacado duramente (máxime por haber podido ganarse el poder municipal).
En cierto modo, se trataban de muchas causas de lo que marx llamaba superestructura, causas que venian de muy atrás. La gestión politica tampoco ayudó.
En cierto sentido, el pasado es simplemente la confirmación del presente, de nuestra mirada.
A lo que me refiero en el post es que no estará del todo muerto...que lo que da miedo no es el pasado, sino un presente en que todavía se narran como gloriosos unos capitulos nefastos, en que todavia ante los pecados "de bando" se echan en cara los del "otro bando", en lugar de decir, si señores, ese y otros tantos eran asesinos y no fueron solución. Si otros al otro lado tampoco fueron solución, también mataron indiscriminadamente, no lavan el pecado del otro. La diferencia es de grado. 3 años matando, o 40 años matando.
En según que oidos nacionalcatolicos el evangelio y el "no mataras" estan curiosamente ausentes.
En que todavía hay docenas y centenares de pequeños fascistas, cuyos hijos serán pequeños fascistas, cuyos nietos aprenderán en la escuela del odio. En eso viene a colación la referencia a Betrayed.
Hay historiadores que consideran a Cánovas como un modelo a imitar. Buscaré ese artículo y te lo enviaré si estás interesado.
España se quebró en el XIX es cierto. Incluso antes de las guerras carlistas el país estaba roto. El siglo fue convulso: guerras, el cantonismo, la primera (y muy fallida) república... La política de Cánovas fue lamentable. Basó en centralismo y en la represión todo su discurso. Pero todo estaba mal desde hacía mucho tiempo.
La guerra civil funcionó como notario involuntariamente. La división se hizo efectiva. Hay mucha sangre en los dos bandos: recuerdo el episodio de Paracuellos (una carnicería) o al gueneral Yagüe fusilando milicianos en la plaza de toros de Badajoz (otra carnicería). La única reconciliación posible reside en situarse en el lugar del otro. Algo del todo imposible hoy en este país.
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