El segundo debate, que algunos calificaron de más solido, fue una mera recreación del primero. Y además un espectáculo aburrido de mero reprise en tonos ocres del primero.
Cantaron las mismas lecciones con la miopía del opositor memorístico, y la densidad del dirigente gris.
El país se descompuso en una serie de piezas de puzzle trucadas que era preciso encajar aunque la forma no correspondiera al hueco, ni el discurso correspondiera a la realidad.
Un debate (¿debate?) que es simple solidificación de una campaña de mero efectismo, de trucos de mal prestidigitador, que se traduce en que sus intervenciones, sus mítines, sus propuestas, en ambos casos, necesitan del contrario: Están vacíos, son mediocres, y necesitan el reflejo del contrario: sin el otro, sin el enemigo, sin el mal, sin la amenaza, sin la acusación pactada, sin su otra mitad, no son nada. Se definen por oposición.
Por cierto, no esperaba una escenificación y una oratoria tan pobres, una falta de ideas y de carisma, de ritmo, de charme...
Ottinger lo ha desmenuzado por partes de forma brillante y explicativa, pero yo pienso en este debate como un todo: Dos oponentes que hablan de la nada, aportan lo anecdótico de lo político, y niegan el reflejo que es su contrario/complementario como la nada que es.
Sorprende el papel de los analistas, complacientes y ensimismados en el ombliguismo de ambos candidatos, es su papel, imbuidos del análisis, nada fuera del objeto de estudio es una variable importante, aunque esa variable sea la realidad: La aparente mendacidad de ambos pedigüeños. Ambos han elegido intensidad frente a racionalidad, porque los votos los ganan apelando a las tripas y no a la cabeza.
El Financial Times (¿Cómo nos ven desde fuera?) se extraña de la polarización: España es una y trina, la santísima trinidad del desconcierto y de la mediocridad política. Lo extraño es ese desconcierto del espectador extranjero.
Se califica el debate desde el Financial de "espectáculo desalentandor" del que responsabiliza a los candidatos de los dos grandes partidos. Les acusa de querer "sobornar o atemorizar a los votantes".
Me quedo con la frase de Francisco Muro de Isco en el Levante "Después de este segundo debate se pueden replantear si cualquiera de los dos candidatos merece su voto."
Si desea saber más en
Guasíbilis el imprescindible Lutxo hace un análisis esta semana sobre la realidad política.
Y si quiere ocupar su tiempo con cosas de provecho, no se pierda sus especiales sobre las series de ficción británicas.
Mr. Fawlty For President!
1 comment:
Sinceramente, yo tampoco esperaba dos políticos con una dialéctica tan mediocre. Creo que ha dicho todo lo que había que decir sobre tan pobre espectáculo, señor Mycroft.
Mil gracias por la mención!
Mr. Fawlty for president!!! ¡Ese si que sabía discutir!
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