Micronesia en el Cerebelo

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Wednesday, November 15, 2006

Especial Verhoeven Nº 3: Del cine al comic


En unos momentos en que el cine ha entrado a saco en las franquicias y los argumentos de los comics, es interesante ver como una película como Robocop hizo el camino inverso. Era un entretenimiento cinematográfico tan poderosamente comiquero, que dió el salto al comic.
Estamos en los 80. Hay una cierta corriente, que podríamos enmarcar con "La nueva carne" de Cronenberg, pero que no se limita a ella, en que los seres humanos de sus historias sufren transformaciones físicas tremendamente pronunciadas. Estamos hablando de films como Cabeza borradora, Videodrome, La Mosca, Hellraiser, Razas de Noche, The Thing, y a finales de los 80, esa rareza llamada Tetsuo.
Robocop también aborda un caso de cambio físico, pero para mi está película tiene sobre todo dos dimensiones. El simple relato policial de un justiciero atormentado, puro y duro entretenimiento: Forma parte de esos domingos de niño en que me apoderaba del VHS y devoraba palomitas, esos domingos como jamás han vuelto a haber.
Por otro lado, Verhoeven se preocupa por la estética, pero más que en el simple cambio físico, se centra en el tema de la IDENTIDAD.
¿Qué es Robocop? ¿Quién es? ¿Es un "alguien" o un "algo", un ser o un objeto? La confusión de Murphy es la propia confusión que sintió Frankenstein ante su propia existencia.
Sin embargo, a diferencia de Frankenstein, un texto de mucha mayor ambigüedad moral en sus personajes, Robocop es básicamente un héroe. Un héroe alejado de estereotipos, en cierto modo antihéroe, eso sí (y estamos aceptando en el concepto "héroe", que es una persona, o al menos "media persona". Al menos eso deja entrever el final del film)
El tema identitario no es casual. En "El hombre sin sombra", otro cambio físico conlleva un cambio en el sujeto, una "nueva identidad" no sujeta a las ataduras anteriores. En "Instinto Básico" toda la película es un juego al ratón y al gato sobre la verdadera naturaleza del personaje de Sharon Stone, y si coincide con la identidad de la asesina.
Y sobre todo "Total Recall" basa todo su juego en un laberinto de espejos de identidades verdaderas e inventadas.
Pero Robocop es sobre todo la idea primaria de Neumeier, el guionista:
"Mi primera idea era que se tratara de un robot que se enfrentara a toda la gente que intentara joderle".
Suena simple. Una historia de venganza. Mucho más plausible que la alucinante y totalmente absurda referencia que hace Verhoeven a que Robocop es en cierto modo una metáfora de Cristo, con sacrificio y resurrección incluidos.
Pienso que Neumeier no estaba pensando en Jesucristo, sino en Clint Eastwood o tal vez en el Juez Dredd. No pensaba en un redentor, sino en un robot con una pistola y ganas de joder a unos cuanto villanos. Y es un concepto que funciona.
Sin embargo la venganza no acaba de ser tal. Robocop se ve "forzado" a vengarse. En un primer momento intenta seguir la vía legal de detenciones. Uno llega a preguntarse sobre el libre albedrío de un tipo con un ordenador por cabeza.
Inspirándose en Frank Miller, quién acabaría dando con sus huesos en el guión de la segunda parte, la película intercala informativos que no solo proporcionan datos sobre Robocop, sino sobre el mundo preapocalíptico, corrupto, degradado en que éste vive. La guerra("el gobierno de Sudáfrica amenaza a las revueltas anti-apartheid con arrojar una bomba de neutrones"), los disturbios, la inseguridad ciudadana, un sospechoso accidente de la Nasa que provoca decenas de muertes, entre ellas de dos ex presidentes...
La América de Reagan no es el lugar limpio de los vecindarios de casas residenciales, sino una lúgubre sucesión de barriadas dónde el crimen impera.
Los ejecutivos que dominan la ciudad, que diseñan armas para protegerla, y acaban vendiéndolas al mejor postor, y que llegan a soltar frases lapidarias como: "¿El ejército? Nosotros SOMOS el ejército" son sólo parte de la ecuación. El microcosmos del Detroit de Robocop se intuye extrapolable a todo el país. El poder, los negocios, el éxito. Y por otra parte el drama de las calles. La violencia salvaje que nos pone delante Verhoeven (el asesinato de Murphy es tremendo. Solo falta la cámara lenta para ser digna de Peckinpah), es la violencia intrínseca al sistema.
La dicotomía Hombre-Máquina va in crescendo en el film. Asistimos a la "rehumanización" de Robocop. La visita del hombre/cyborg a su antiguo hogar abandonado es escalofriante, combinando planos subjetivos presente, con planos subjetivos pasados, en una recuperación del "paraíso perdido" de la humanidad por medio de la memoria, recién recuperada apenas en unos retazos, unas pinceladas de hombre sobre el lienzo de la máquina.
Irónicamente, la máquina es uno de los personajes más humanos, mientras que la mayoría de los demás están "robotizados" o zombificados. Salvo su ex compañera de patrulla, casi todos los personajes que aparecen son espantosamente cuadriculados, amorales y ajenos a todo sentimiento. Cuando todo el cuerpo de policía acribilla a Robocop siguiendo ciegamente las órdenes de la corporación, Verhoeven nos muestra como el ser humano se convierte en una pieza más de la maquinaria social.
A Verhoeven le habían crecido los enanos en la filmación de Flesh and Blood, su anterior película, y esta no estuvo exenta de tribulación y discusiones, a veces violentas, con el experto en efectos especiales Rob Bottin(que venía de trabajar con Joe Dante y John Carpenter) y con el actor Peter Weller, quién al parecer era irritantemente detallista y exasperante en cuanto a la motivación del personaje. Es un actor del método, y en el rodaje no reaccionaba si no se le llamaba "Robocop".
Parece ser que muchos críticos vieron en "Robocop" la domesticación de Verhoeven para poder entrar en la industria del cine norteamericano.
Vendría a ser la muerte del Verhoeven "auteur" y el nacimiento del Verhoeven "artesano". Eso sería suponer que se puede amansar a Verhoeven, y eso es mucho suponer. Además las lindes del cine de autor y el cine de industria son a menudo absurdas. ¿Eran Lubitsch o Wilder menos "autores" que Goddard?
Esto es una deriva de la admiración de los nuevos pesos pesados de los 70 (Brian De Palma el que más)por los directores europeos, obviando a menudo los propios héroes locales del cine, como Fuller. Absurdo por cuanto que Orson Welles o Kubrick eran unos "autores" más personales que mucho europeos.
Existe cierta influencia de los "artesanos" de la acción como Don Siegel, pero antes que un defecto eso sería en todo caso una virtud, y Verhoeven escapa a la domesticación.
Ya es hora de que le devolvamos a Verhoeven su propio mérito, su propio nombre, como Robocop acaba encontrando, al final de la película, el suyo propio:
- "Me llamo Murphy".

3 comments:

Fernando Siles said...

Uffff, Robocop, una de mis pelis preferidas de la infancia pero que al volverla a ver el año pasado me supuso un chasco muy grande porque ha envejecido bastante mal... salvo el principio, el principio sigue molando igual.

Saludos.

Anonymous said...

Identifico al creador como aquel que ha edificado una obra basada en un universo propio. No veo motivo para enfrentar al artesano con el creador. Ambos hilan sus obras con sus propias obsesiones, sólo que el creador carece de la sutileza del artesano en muchas ocasiones, echando a perder películas al enfatizarlas en exceso.

A mí Verhoven me parece un artesano/creador excepcional. Dota a sus películas de si mismo sin dejar que su ego se apodere de ellas.

"Robocop" es fantástica. Una gozada que no envejecerá jamás. Ni siquiera las pésimas secuelas que sufrió, la han hecho mella. Aunque siempre nos quedará la duda de qué podría haber hecho ese outsider que es Alex Cox de haber dirigido la tercera parte.

Por cierto, Mycroft. Su posteo no desmerece la calidad de la película del holandés.

Anonymous said...

Gran análisis señor Mycroft, me arrodillo ante usted. "Robocop" es una de esas películas que marcan tanto en época como en persona (necesito videarla de nuevo de todas formas), un hito del fantástico que congenio entretenimiento con calidad, violencia de lo más cruda, cine comercial con espíritu independiente. Para mí las características del film de Verhoeven son propias del universo de otro realizador similar de la época como es John Millius, sin embargo Paul supo llevar por sus propios derroteros, tal vez alejándose de la decadencia visual de su primera etapa pero no temática. "Robocop" es, en definitiva, la prueba de que tal cómo dice Alex, Paul Verhoeven es un atesano/creador excepcional.
La verdad es que dar más importancia a la obra de un auteur que a la de un artesano es una mojigatez enorme. Que un director realice películas por encargo no significa que no pueda elaborar un universo y estilo fílmico personal superior incluso al de muchos autores que, como también ha dicho Alex, enfatizan en exceso sus películas llevandolas al desastre; y como muestra de ello ahí quedan filmografías tan maravillosas de artesanos como el maestro, por usted citado, Don Siegel, o el no menos estimable y recientemente fallecido Richard Fleischer.

Un abrazo.