Monday, June 08, 2009
1.000 puntos de ventaja
Ya se están oyendo las más baratas excusas por parte de la izquierda acrítica. En primer lugar, a escala nacional, la ausencia del líder en la celebración es el síntoma mismo de que no hay nada que celebrar, a pesar de los equilibrios de mercadotecnia de Pajín, de los premios de consolación.
Pero...¿es realmente mercadotecnia, la sonrisa forzada, o es perplejidad, o incluso alivio?
Perplejidad de que una oposición vetusta y árida, dividida y en pura contradicción con su propia naturaleza, les recorte, a pesar de las ignonimias regionales, y perplejidad de que no les recorte tanto como debía colegirse de la propia debilidad de un gabinete inoperante.
También estoy viendo explicaciones típicamente elitistas por parte de los partidarios de la izquierda. El típico mito del "pueblo engañado, o equivocado". En ese mito, el principe ilustrado (en este caso socialista por supuesto) sabe lo que les conviene aún a pesar suyo, todo por el pueblo, pero sin apreciar verdaderamente la capacidad del pueblo.
Una perspectiva terrible, y, me temo, no demasiado disparatada. Hay quién lo cree verdaderamente. Señor perdónalos, porque no saben lo que hacen, etc. Perdiendo de vista que la democracia es un proceso de formación de voluntades y no una solución, una panacea que asegure la dirección correcta. Respetemos al proceso y recemos por que las élites políticas alcancen algún tipo de lucidez mínima para al menos no empeorar la situación.
Sin embargo, si así fuera, si el lider principesco seguro de su liderazgo, seguro de la campaña publicitaria de sus enemigos y de la pérdida de apoyos, decidiera invertir en los laboratorios de expertos en imagen y marca, en estrategia y cleavages, en temas e ideas fuerza, habrían podido dar con la fórmula de la piedra filosofal, convirtiendo así la democracia en una farsa demoscópica de competencia en la manipulación de las masas a las que se desprecia, e incurriendo en aquello que se denuncia del adversario.
"No hemos sabido conectar". También esta lectura del fallo de información se muestra obsoleta, porque la simbiosis de los partidos y sus medios afines está cerca de la fusión total, y la saturación de mensajes lanzados como cargas de profundidad, es notable. Uno es esclavo de sus palabras, de sus lemas, dueño de sus silencios (Europa). Y si no se ha conectado, es porque no se ha querido. Oportunidad hubo...¿hubo voluntad?
Pero quisiera focalizar la atención en lo local. Y no precisamente por ser escenario sui géneris, sino sintomático.
¿Cómo se ha convertido el PPCV en una máquina de ganar elecciones, aún a pesar de sus lastres en forma de sombras en la gestión y la transparencia, en el endeudamiento y la debilidad del modelo productivo?
Para comprender dicho dilema, permitanme citar a Carlos de la Torre, que se refiere a su vez a Weyland en su artículo "Redentores populistas en el neoliberalismo". No porque asuma que los líderes del PPCV sean auténticos populistas (salvo en cierto sentido Fabra. Y ni siquiera del todo). Todos los políticos esclavizados por la política-espectáculo que dicta los temas y los ritos de comunicación masiva, tienen componentes populistas.
"Las denuncias de corrupción en si mismas no son suficientes para tumbar a un presidente, solo se vuelven políticamente efectivas cuando son usadas por adversarios poderosos"
"...Las relaciones clientelares también generan identidades..."
Y aún añadiré otra referencia, a Sloterdijk, cuya dicotomía entre lo pesado y lo ligero en la politica bien pudiera explicar el caso Berlusconi, en parte, pero que aquí atina de modo certero, en una sentencia demoledora aplicable al caso PSPV:
"La nueva izquierda parece el empresariado en busca de una sociedad que sea lo suficientemente moderna para sus productos".
Para entender qué ha pasado aquí, hay que reformular la pregunta que nos hacíamos: ¿Por que el PSPV se ha convertido en una máquina de perder elecciones?
Y es porque el PPCV ha sabido no ya satisfacer los deseos de los ciudadanos, sino generar el tipo de aspiraciones y deseos que esos ciudadanos tienen para con su modelo de sociedad. Ha logrado vender un sueño, "el sueño valenciano", que al igual que "el sueño americano" está cargado de promesas más que de realidades. No funciona porque se cumpla, sino porque logra erigirse en la aspiración, en el modelo, en el mito subyaciente.
Ya algunos analistas analizaron cómo a través de la absorción de UV, y mucho antes, el PP pasó de rechazar los símbolos identitarios valencianos a vestirse con ellos y mezclarlos con su propia identidad (senyera, fallas, etc) haciendo una opa al blaverismo tradicionalista.
Pero yo voy más allá. Y a la vez más acá. Mientras el PSPV acusa al PPCV de haber creado una realidad ilusoria a través de los medios de comunicación gubernamentales, una imagen de oropeles y gloria, de monumentos vacíos y huecos pagados con el descubierto de una deuda galopante que se purga en los hospitales y los hospicios, yo digo que no.
Sin negar la categoría simbólica de la Valencia monumental (mayestática), afirmo que el orgullo creado es bien real, que la infiltración y la creación de comunidad compartida, es bien real, que a través de figuras de patronazgo (Rita, Tio Paco, Blasco) y clientelismo político (Fabra) los vínculos entre el lider y el pueblo se estrechan y transforman en vinculos de dependencia simbólica.
Afirmo que el control de los media no es suficiente para explicar la identificación de la sociedad y el partido. Y la estrategia del PSPV de contraataque vistoso en los media y deterioro de imagen en ellos, no es suficiente ni bien encaminada.
La identificación procede de la promesa, de la Valencia prometida. Aunque la Valencia prometida no coincida con la Valencia real omitiendo sus deficiencias. O precisamente por esa omisión. Alarte y los suyos, en su denuncia continua, en ocasiones sana y necesaria, pero única fuente de su estrategia y de su proyecto, se convierten en una fuente negativa, que niegan la tierra prometida, y no ofrecen nada a cambio sino cifras del desastre, y números rojos de la gestión. El sueño cuesta dinero, pero algunos prefieren endeudarse y seguir soñando, porque, he aquí, al PSPV le falta alternativa de sociedad, de sueño, de proyecto. Arrebatar la promesa, y vender gestión de las cenizas de ese sueño prometido, de esa sociedad anhelada, de esa identidad compartida, es convertirse en un pepito grillo decepcionante, y en un clon triste y austero, de aquellos a los que se denuncia.
Austero al menos en intención, pero tal vez no en precedentes ni en el imaginario colectivo.
El PSPV si vive encerrado en su propia realidad virtual, encerrado en el sucursalismo de Madrid que les corta las alas, y en los mitos de la izquierda de tener la razón moral o histórica de su parte, y por ello, no tener que trabajar en una nueva propuesta de renovación. El PSPV esta en puro estado de implosión, encogiéndose sobre si mismo y viviendo un sueño endogámico de injusticias históricas, buscando la "masa moderna" a la que vender sus idearios sin acabar de encontrarla, e incapaz de formular nuevos sueños, paralizado por la nueva vía y su prohibición de generar nuevas utopías para centrarse en el moderado término medio.
En su ponencia, el debate de hacer desaparecer "País Valencià" de su denominación, podía dar a entender movimientos de cambio en esa dirección contraria de nueva vía nuevo-laborista (pero ya ven a Gordon Brown, casi mejor que no).
¿Por qué no abolir también socialista y obrero? Las masas disponibles en esta sociedad se sueñan de clase media, a pesar de las deslocalizaciones, las precarizaciones, las congelaciones salariales. En esta tierra, los camareros son "gestores de la restauración" y los subcontratados se creen "autónomos en expansión". El éxito del diablo es convercernos de que no existe, el del capitalismo, despojar la conciencia de clase de significado al basar la economía y la sociedad en el consumo más que en la producción.
¿Podrá el PSPV soñar una nueva utopía y vender su sueño a una sociedad que no está hecha a su imagen y semejanza, o deberá convertirse en un pálido reflejo de su oponente, para representar los mismos valores y aspirar a seducir así mismo a la sociedad valenciana que sueña el "sueño valenciano" del PPCV?
¿O asumirá una tercera vía, populista, en el que apelar a lo emotivo y no a lo racional de su electorado, situando a un líder carismático y no burocrático, un "Lizondo de izquierdas" que encarne de nuevo a la sociedad?
La verdad, con el caso Gurtel como único argumento, lo único conseguido es situar a Camps como el redentor del pueblo, fustigado en una pasión crística, sufriente por todos nosotros valencianos, una especie de mesianismo judeo-culpabilístico en el que el probable corrupto ejerce de victima.
Los casos, al juzgado. En la arena política, no, o no mucho más allá de una sana duda expresada con cautela, y una petición de transparencia en las contrataciones públicas. De cuentas claras, de explicaciones y responsabilidades.
En la arena política, proyectos, por favor, ideas, modelos y proyectos.
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6 comments:
¿Un líder carismático?? Uff, en los tiempos que corren, no sé quien podría ostentar ese "honor"...
Está claro que hay que trabajar mucho muchísimo más para que el PSPV pueda aspirar a algo en la Comunidad Valenciana. Y cuando gio "algo" no me refiero a ganar las elecciones autonómicas de 2011, pero rebajar notablemente esa diferencia de puntos...
Es difícil, muy difícil... y bueno, sí, se dice que el pueblo tiene la razón... pero mucha pena tiene que dar este partido entonces para que el pueblo vote a un partido popular con medio "equipo" imputado. Es triste, pero es así.
Hay que hacer reflexiones en voz alta y ver qué es lo que falla, que no debe ser poco (y ya has recalcado tú algunos casos).
Saludos
Ni tu posteo me parece pomposo ni sobrante. Lo cierto, y seguro que eres consciente de ello, es que suma confusióna lo que ya es confuso.
No conozco el día a día valenciano, no tengo la capacidad de juicio que tienes tú. Lo veo desde fuera y desde fuera todo parece un esperpento. Un presidente y varios consejeros imputados; un presidente de diputación más próximo a los personajes de la sagra "El Padrino" que a la clase política (ésto es muy discutible, en cualquier caso, porque la clase política está podrida); una alcandesa que abusa del populismo para eternizarse en el poder. Y a la contra, nada. Porque no existe oposición. Los socialistas, como ocurre en Madrid, parecen miembros de Izquierda Unida: sin rumbo, sin objetivos, sin fuerza y sin ganas. Hay comunidades como el caso de Galicia, Castilla y León o Murcia en el que el poder de los peperos es casi insultante. Y todo se pude explicar mediante claves historicas o sociológicas. Pero el caso de Madrid y Valencia no tiene explicación. Madrid fue un enclave de libre pensamiento desde la muerte del dictador. Siempre hubo cabida para otras opiniones. Ya no. Pero mientras Madrid mantiene su aura de ciudad libertaria con reservas, Valencia (y me correjirás si me equivoco, Mycroft) para involucionar. Las infraestructuras han mejorado, se habla de la ciudad más que nunca... sin embargo, todo se tiñe de sainete (como dijiste) cuando la Barberá se da uno de sus baños de masas con acólitos que la vitorean sin fin. Y hay mucha frustración e insatisfacción, por lo que leo y veo. En Madrid pasa igual, pero no hay alternativa. Gallardón siempre será mejor que Sebastián. Pero lo de doña Espe... Dios. Una liberal que raya el límite con la palabra prohibida que bate records de votos recibidos; que privatiza sectores estratégicos como la sanidad o la educación; que vuelve el agua privada para que cuando escasee todos pagen por ella el quíntiple de lo que les cuesta mantenerla salubre.
Me temo que tanto en Valencia se está dando la paradoja de la política italiana. Un caradura elevado a los altares para defender su imperio empresarial por votantes que ni leen, ni ven, ni escuchan. No lo digo de un modo literal, Paco Camps (el tío Paco para los gitanos) y sus acólitos no pretenden defender su patrimonio. Lo suyo es otra cosa. Lo del pueblo que les vota por inercia, que no ciego sino apático, es otra cosa.
Su retrato de las cosas, como ya te dije, me aporta más confusión.
Vaya, yo que pretendía ofrecer algo de luz sobre el asunto.
En fin, que es muy cómodo denunciar la dimenión mediática como simulacro a la Baudrillard. Pero eso es como arrojarle a uno que está un hoyo un libro teórico sobre "El concepto del hoyo. Tipologías de hoyos". Lo que hay que arrojarle es una cuerda. Que es lo que he intentado, confusamente. Lo malo es que mis impresiones, que como te he dicho, explican por que la corrupción, mala gestión etc no pesa, y la transversalidad interclase del partido, requiere asumir una culpa (veneno para politicos mediaticos) y poner en pie un proyecto (no basado en cifras del cis a dos meses vista, sino un proyecto a cinco o seis años vista, y con una mirada crítica dolorosa retrospectiva a 15 años de derrotas).
Mycroft,es la primera vez que visito tu blog,vengo a través de Alex y con viva curiosidad por la entrada sobre ésta,nuestra ciudad.
He leído el post,y me da mucha pena y mucha rabia darte la razón,porque no sé si "los ciudadanos tenemos los políticos que nos merecemos" pero desde luego,lo que ocurre en València no tiene nombre.La gente olvida la corrupción(qué bonito traje señor Camps...),olvida la negligencia(accidente ¿evitable?de metro en la línea 1),olvida el triunfo de la especulación frente al arraigo histórico urbanístico(El Cabanyal),olvida que hacen falta más aulas y más colegios y menos barracones provisionales,olvida las cantidades descomunales destinadas a engalonar la visita del Papa de las arcas públicas....y vuelven a tener mayoría absoluta.Yo no entiendo nada,posiblemente yo viva en una burbuja,pero de verdad,que cada vez entiendo menos lo que ocurre en las urnas.Posiblemente muy partidista y también sensacionalista(aunque no menos que otro video que divulga el PPCV dando una imagen perfecta de la ciudad),te recomiendo eches un ojo al vídeo "Ja em tenim prou".Sobran los motivos para que se produzca una alternancia en esta comunidad,no son sanas las mayorías absolutas y mucho menos,las que se prolongan en el tiempo.
En cuanto a la alternativa socialista,pues tú lo has dicho,falta fuerza e ilusión,menos estrategia y más fe en que otra forma de gobernar aquí es posible.
Poco más puedo decir más que adoro esta ciudad y me invade un sentimiento de rabia e impotencia.
Un saludo!
Enorme post ! Sobretodo la frase final que es una gran verdad, los escandalos estan sirviendo mas de excusa que de acicate para proponer alternativas !
vengo desde un enlace de Paolo en mi blog. Enhorabuena, gran post.
Me ha sorprendido sobre todo la imagen de un sueño valenciano, de sol y playa, y de falla continua.
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