Kings ha sido la serie nueva que más impacto me ha causado esta temporada. De inspiración bíblica, se trata en realidad de un entramado de connotaciones shakespeareanas acerca del poder, de la moral, de la gracia, con los fantasmas de Macbeth, Maquiavelo y Ricardo III.
Ahora los vientos de cancelación soplan fuertes. Se han emitido 5 o 6 capítulos de los 13 previstos esta temporada. La única esperanza es que el parón que experimenta sea en realidad un indicio de nueva oportunidad...porque, ¿para qué esperar a emitir los capitulos que quedan un mes y pico más tarde, cuando ya has decidido deshauciar la serie? ¿Por qué no programarlos en horarios intempestivos y quitárse el muerto de encima?
Kings es una serie tal vez presuntuosa, demasiado ambiciosa, con una idea de si misma elevada. Pero a la vez no pierde el equilibrio, no se precipita, no juega con demasiadas trampas. Se cimenta en un villano excepcional, interpretado por un Ian McShane (nada menos que Judas en la miniserie de Zeffirelli sobre Jesucristo) impresionante, humano, cuyos motivos podemos llegar a comprender (¿recuerdan al malo de deadwood? La serie era ideal para siestas, pero ¡Que villano!)
Por eso, me aferro a la utopía de que existan programadores con paciencia (¡En la NBC!) y me pregunto a qué limbo van a parar las series que mueren prematuramente.
1 comment:
Tal y cómo la pintas suena apetecible, los excesos me van. Veo poca televisión desde hace algo más de un año. No sé si la veré, aunque estoy educando a mis ojos a soportar la pantalla del PC.
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