Micronesia en el Cerebelo

Rock, cine, comics, ciencia ficción, cervezologia y sueños rotos.

Saturday, January 17, 2009

Prisioneros



"Los que leemos ciencia-ficción, lo hacemos porque amamos la experiencia que supone la reacción en cadena de las ideas que tiene lugar en nuestras mentes por lo que hemos leído, algo novedoso; así, el propósito final de la mejor ciencia-ficción es la colaboración entre el autor y el lector, una colaboración en la que ambos son creadores -- y disfrutan de ello: el disfrute es el ingrediente esencial y definitivo de la ciencia-ficción, el disfrute del descubrimiento de las cosas nuevas."
(P.K.Dick)
El espectáculo es la pesadilla de la sociedad moderna encadenada que no expresa finalmente más que su deseo de dormir. El espectáculo es el guardián de este sueño.
(Guy Debord)

En el blog Condiciones Adversas me encuentro con una mala noticia: La muerte producida el martes de Patrick McGoohan, intérprete y autor de la mejor serie de tv de la historia: El Prisionero.
Hablar en estos momentos de El Prisionero es hablar de una serie no ya mítica, icónica, surreal o enigmática.

Sino de algo poco común en la TV. Una serie que partiendo de Kafka, Huxley y Orwell, te inste a pensar por ti mismo esa realización de la antiutopía de la sociedad del espectáculo. Una serie alegórica y referencial, que se ampara en su propia indefinición (como negación a enterrarse en lo unívoco) para lanzarnos preguntas, para provocar una tormenta de ideas, para preguntarnos qué esta Villa en la que vivimos.

Cuyos límites no son tanto físicos, como de otra especie.

Para reflexionar sobre el poder como proceso, y no personificado en un líder, un número 1. Proceso obscuro, que lo impregna todo, que afecta a todo.
Para meditar sobre la rebelión del hombre, sus posibilidades, la absurda individualidad luchando contra los inmensos vientos huracanados de la sociedad, que no solo nos barre, sino que se infiltra en nuestra piel.
El ambiguo final de la serie, ese inmenso final que entre el absurdo y la lucidez nos ofrece a los hombres, el espejo tras el cual, al otro lado, estamos inmóviles con una sonrisa sardónica, es ejemplar.

Los números 2 de este mundo van mudando sus rostros. La constancia de número 6, en su reivindicación de su propia identidad, es una lección enorme. Identidad, algo clave en la serie, algo por lo que se lucha, y que algunos sueñan con cambiar a su antojo: Las teorías conductistas de un Skinner asoman lóbregas dando la mano a las paranoias de un Dick entre muchas otras referencias.

Es su negación a renunciar a esa complejidad en su visión, lo que hace de esta una historia críptica e inmortal sobre el siglo XX. El Prisionero se mueve siempre en zonas grises, en donde blanco y negro se confunde, en donde el cinismo que mueve el mundo nos señala que a ambos lados del telón de acero, los tecnócratas y espías tienden a parecerse en su modo de pensar, en dónde el propio rebelde, procedente para más inri del aparato conspiranoico de los servicios secretos, adivina y comprende esas tácticas, esos sutiles argumentos y artimañas para quebrarle, ganarle o cambiarle... ¿acaso porque él mismo se ve reflejado?

¿No es como, reflexiona Zito, sobre Free for all, el capítulo que disecciona el espectaculo de la democracia, y la democracia del espectaculo, una parte del sistema, una parte que ayuda a su definición "por oposición"?

¿O ese sutil modo de quebrar la disidencia, que combina etapas de coerción, con otras de sutil introducción a número 6 en la lógica dominante de la mayoría?
La serie juega como ninguna con la dualidad, con episodios dedicados por completo a ese querido tema del otro semejante a mi pero diferente, en las suplantaciones de un William Wilson moderno...

En La Villa, el paso del tiempo, y la sensación de uniformidad, el discurrir de la vida de acuerdo a una lógica absurda pero asumida como cierta por todos sus habitantes, nos hace mirar alrededor, al cartón piedra de nuestra propia Villa. ¿acaso todas nuestras ciudades no tienden a parecerse cada vez más sospechosamente, a ser como los dibujos de los picapiedra, fondos que se repiten?
Dr. Zito, que también lamenta la muerte del actor, reflexiona en Elitevisión con lucidez sobre éste y otros temas en sus disecciones de los capítulos.

No se lo pierdan por el amor de dios.
Es imprescindible continuar pensando. Y divirtiéndose con ello.

2 comments:

Anonymous said...

Muchas gracias por la mencion y por compartir las condolencias. Hay tanto que ver en El Prisionero... yo cuanto mas me sumergo en el, mas me obsesiono. Seguiremos diseccionandolo.

Anonymous said...

A mí "El Prisionero" me parece fascinante. Pero fascinante de verdad. Una serie cincuenta años adelantada a su tiempo (aunque bien es cierto que los esquemas televisivos de entonces permitían más libertad que hoy día). Mi ex (que viajaba a Londres con frecuencia) me regaló un pack que contenía los 17 o 18 (no recuerdo) capítulos de la serie hace unos siete años. No la había visto hasta entones y su visionado fue una revelación. Por cierto, presté aquel pack a un amigo hace años y no lo he vuelto a ver (ni lo veré, me temo). Me entraron ganas de revisarla de nuevo.

No sabía nada de la muerte de McGoohan. Lo lamento sinceramente. Un tipo con talento y descaro.