»El problema es que la situación política moderna ha comenzado a actuar con la irresponsabilidad propia del arte, reduciendo la vida a un concierto absolutamente ficticio; ha transformado la sociedad en un teatro y al pueblo en una masa de espectadores, y, en definitiva, es la causa de la politización del arte; la actividad política ya no alcanza el nivel del antiguo rigor de lo concreto y de la responsabilidad».
[Lecciones espirituales para los jóvenes samuráis. Pp. 79-80].
Pd. Estoy a vueltas con la película de Paul Schrader (o más bien de su hermano. O por igual hurtada del uno al otro). Y veo, fascismo aparte, Mishima concebía la poesía como un deber, y la política como la tragedia de un destino.
A veces pienso que este japonés facha, era, en realidad, griego.
El fascismo como estética, y la poesía como moral. La moral como un deber más allá de la propia vida. El suicidio como el último ritual de un farsante que logró engañarse a sí mismo.
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2 comments:
Ya la película desconcierta, como es habitual en la obra de Schrader.
Por más que le leo a él y sobre él, sigo sin adivinar que escondía Mishima tras esa fachada tan artificiosamente sólida.
De hecho, su engaño perdurará siempre. Hay quien afirma que se sentía avergonzado de su homosexualidad latente y hay quien asegura que no suposo ningún trauma para el, pues lo entendía de un modo natural.
Incluso sus ideas nacionalistas son contradictorias en ocasiones. Tal vez por ello murió de un modo tan ortopédico (no recuerdo si tuvieron que decapitarlo entre dos o tres de sus discípulos, porque no conseguían hacerlo correctamente). Un gran colofón para un gran farsante de sí mismo.
La peli de Schrader, siendo de las más flojas en su filmografía, es muy atrayente. Una más de las rarezas con las que se atrevió en los primeros años de su carrera. Si bien, todo su obra está plagada de "anomalías".
Coincido con que la película de Paul Schrader no es de las mejores, pero igual esta bastante bien, siempre con un guión genial
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