Monday, March 26, 2007
Sociolocura
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El espectáculo se presenta como una enorme positividad indiscutible e inaccesible. No dice más que esto: "Lo que aparece es bueno, lo bueno es lo que aparece". La actitud que por principio exige es esa aceptación pasiva que ya ha obtenido de hecho gracias a su manera de aparecer sin réplica, gracias a su monopolio de las apariencias
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La primera fase de dominación de la economía sobre la vida social comportó una evidente degradación del ser en tener en lo que respecta a toda valoración humana. La fase actual de ocupación total de la vida social por los resultados acumulados de la economía conduce a un desplazamiento generalizado del tener al parecer, del cual extrae todo "tener" efectivo su prestigio inmediato y su función última...
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Allí dónde el mundo real se transforma en meras imágenes, las meras imágenes se transforman en seres reales, y en eficaces motivaciones de un comportamiento hipnótico. El espectáculo, como tendencia a visualizar, merced a diversas mediaciones especializadas, un mundo que ya no es directamente accesible, encuentra normalmente en la vista el sentido humano privilegiado; el sentido más abstracto, el más mistificable, el que corresponde a la abstracción generalizada de la sociedad actual. Pero el espectáculo no debe identificarse con la simple mirada, ni siquiera combinada con la escucha. Es más bien aquello que escapa a la actividad de los hombres, a su reconsideración y a la corrección de sus obras. Es lo contrario del diálogo. El espectáculo se constituye allí dónde hay representación independiente
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Cuando la necesidad es soñada socialmente, el sueño se hace necesario. El espectáculo es el mal sueño de la sociedad moderna encadenada, que no expresa en última instáncia más que su deseo de dormir. El espectáculo vela ese sueño.
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La alienación del espectador en favor del objeto cotemplado (que es resultado de su propia actividad inconsciente) se expresa de este modo: cuanto más se contempla, menos se vive; cuanto más acepta reconocerse en las imágenes dominantes de la necesidad, menos comprende su propia existencia y su propio deseo. La exterioridad del espectáculo en relación con el hombre activo se manifiesta en el hecho de que sus propios gestos dejan de ser suyos, para convertirse en los gestos de otro que los representa para él. La razón de que el espectador no se encuentre en casa en ninguna parte es que el espectáculo está en todas partes.
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El espectáculo es el capital en grado tal de acumulación que se ha convertido en imagen.
(Guy Debord: La sociedad del espectáculo)
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En el ojo del Huracán
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2 comments:
Brillante disertación la de el señor Debord. Todo lo que cuenta ha sido analizado miles de veces e ignorado otras tantas por la masa.
La televisión ha conseguido hacer realidad el sueño de los amos del corral.
Es la parte más interesante del libro. Luego se apega más al análisis marxista de la alienación (un tanto plomizo y superfluo, cargado de tópicos de la izquierda, aunque inteligente) que al lúcido apunte sociológico de ese brillante comienzo.
Otro situacionista a tener en cuenta con Vaneigem.
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