Empezamos este segmento de la charla animada sobre discos de 2010 con fuerza animal. Mientras apuro un zumo (lejos quedaron los días de furia y bourbon) no dejo de pensar con cierta envidia en algunos rockeros de la vieja escuela.
BRMC y Bellrays aportan algo de ese espíritu salvaje. Bellrays y su blues rock en el LP Black lightning suenan potentes, pero muy limpios, casi diría luminosos y emotivos (como en Anymore), por contraste con la oscuridad de los Black Rebel, pasados de vueltas, con atmósferas densas. La energía contagiosa en Bellrays, en BRMC anda contenida, amenazante. Sombras chinescas de un descenso infernal, que a ratos recuerda al IGGY más mefistofélico y menos obvio, como en Aya. Pero no soy objetivo, porque BRMC son uno de mis grupos favoritos de todos los tiempos, los doors de hoy en día. Y además estrenan guapa batería.
En la anterior entrega hablabamos de Crocodiles. Son tan buenos, que como me perdí su disco de 2009, lo incluyo aquí. Verano de odio, se llama, y si bien es más titubeante, como corresponde a un debut, ya anuncia el maridaje entre las melodías y las atmósferas shoegaze. Aunque adolece de falta de singles.
The Strange Boys nos aconsejan: "Be Brave". Ellos lo han sido. Un pop decantado como el vino, con sabor añejo pero cuerpo joven. No se si merecen tanto mérito, pero hubo un momento en el año en que parecía el único madero al que agarrarse en el naufragio, sin que que se otease la tierra firme de algún gran disco en el horizonte.
The Absolute Belters y su Glorious Victorious recupera la energía contagiosa del debut de las Arctic Monkeys y le suma un claro referente al brit pop clásico noventero, con riffs prestados de Oasis. Imposible que no me gustasen.
Con The Whigs y su "in the dark" volvemos al rock directo, rabioso, efectivo. Si en anteriores entregas este combo sonaba demasiado rasposo, dan ahora con la tecla del sonido. Kill Me Carolyne es un terremoto sónico de un 8 en la escala de richter.
Wolf Parade y su Expo 86. Portada preciosa, canciones rotundas. Si hablamos de ese pop épico, hablamos de emoción e intensidad, y no de artificios (Arcade Fire, cuya mediocre carrera les ha oscurecido, ya que aparecieron a la vez y se les registró equivocadamente como imitadores). Más concisos, menos barrocos, más directos, menos floridos, y sobre todo más certeros. Palm Road, Ghost Presure o Pobody's Nerfect así lo atestiguan.
BRMC y Bellrays aportan algo de ese espíritu salvaje. Bellrays y su blues rock en el LP Black lightning suenan potentes, pero muy limpios, casi diría luminosos y emotivos (como en Anymore), por contraste con la oscuridad de los Black Rebel, pasados de vueltas, con atmósferas densas. La energía contagiosa en Bellrays, en BRMC anda contenida, amenazante. Sombras chinescas de un descenso infernal, que a ratos recuerda al IGGY más mefistofélico y menos obvio, como en Aya. Pero no soy objetivo, porque BRMC son uno de mis grupos favoritos de todos los tiempos, los doors de hoy en día. Y además estrenan guapa batería.
En la anterior entrega hablabamos de Crocodiles. Son tan buenos, que como me perdí su disco de 2009, lo incluyo aquí. Verano de odio, se llama, y si bien es más titubeante, como corresponde a un debut, ya anuncia el maridaje entre las melodías y las atmósferas shoegaze. Aunque adolece de falta de singles.
The Strange Boys nos aconsejan: "Be Brave". Ellos lo han sido. Un pop decantado como el vino, con sabor añejo pero cuerpo joven. No se si merecen tanto mérito, pero hubo un momento en el año en que parecía el único madero al que agarrarse en el naufragio, sin que que se otease la tierra firme de algún gran disco en el horizonte.
The Absolute Belters y su Glorious Victorious recupera la energía contagiosa del debut de las Arctic Monkeys y le suma un claro referente al brit pop clásico noventero, con riffs prestados de Oasis. Imposible que no me gustasen.
Con The Whigs y su "in the dark" volvemos al rock directo, rabioso, efectivo. Si en anteriores entregas este combo sonaba demasiado rasposo, dan ahora con la tecla del sonido. Kill Me Carolyne es un terremoto sónico de un 8 en la escala de richter.
Wolf Parade y su Expo 86. Portada preciosa, canciones rotundas. Si hablamos de ese pop épico, hablamos de emoción e intensidad, y no de artificios (Arcade Fire, cuya mediocre carrera les ha oscurecido, ya que aparecieron a la vez y se les registró equivocadamente como imitadores). Más concisos, menos barrocos, más directos, menos floridos, y sobre todo más certeros. Palm Road, Ghost Presure o Pobody's Nerfect así lo atestiguan.
1 comment:
Muy buenos estos The Strange Boys. No los conocía y ya se han apoderado de mi reproductor. Unas veces melódicos, otras vigorosos y siempre con mucha energía a la hora de cantar. Si señor un gran descubrimiento. Un extraño cruce entre la Velvet, Love y los Stones.
Saludos
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