Muy político, que no politizado, se vuelve mi blog últimamente; y eso que no quiero, y quizá no puedo glosar todo el funesto panorama, dejando el tea party o la crisis de gobierno (frente a un gobierno de crisis que nunca llega) para mejores días, con más neuronas y tiempo por delante...
Culpa de todo esto pueden tener mis lecturas, variadas, heterogéneas, oscuras, pesismistas, visionarias algunas.
Entre ellas destaca el Cerebus: High Society de Dave Sim.
Uno de los comics más divertidos, lúcidos y pesimistas que he leído últimamente. Lo que empieza como parodia del género de espada y brujería acaba como un tratado acerca del poder y de quienes lo ostentan.
Sim es inmisericorde, y sitúa a su codicioso cerdito hormiguero Cerebus en la carrera por el poder primero, y atrapado por la inercia del mismo después. Cerebus llega a ser el presidente omnímodo de un país, pero lo que destila página a página, estratagema a estratagema, guerra a guerra, es impotencia. Su antiguo protector y figura paterna a superar aporta un toque de humor: Lord Julius es un impersonator genial de Groucho Marx, y demuestra lo absurdo de todo el ecosistema político, y arroja de paso dudas acerca de la democracia y sus fallos.
Alta Sociedad refleja la impotencia de la política frente a otros poderes, otros compromisos, y una realidad compleja, que conduce a su administración a la entropía, mientras el entrañable guerrero se debate entre la codicia, la sed de reconocimiento, riqueza y poder, el despotismo, y una cierta nostalgia castrense de una época sencilla con enemigos tangibles que es posible combatir con espadas.
Los mecanismos del crédito internacional, del déficit estatal, de las camarillas y las élites corruptas, de la banca, de los tratados de paz, de las conferencias multilaterales, de la iglesia...Un mundo de consejeros, de funámbulistas del desastre, del que Jaka, su antigua amante, trata en vano de alejarle. Cerebus está carcomido por la ilusión de un poder que efectivamente no es suyo. Sólo nominalmente. Es un advenedizo que ha apostado fuerte y no puede retirarse de la partida, aún cuando se sepa atrapado, perdido, solitario, amargado, aún cuando envanecido rompa el corazón de Jaka, aún cuando todo lo que hace va en contra de su carácter y naturaleza de luchador y no de intrigante.
El poder le cambia de modo que no puede escapar del mismo, porque se ha convertido en parte de si mismo: Las maniobras, las astucias, los manejos. Está tan metido que las cavilaciones acerca de qué peones sacrificar le impiden pensar si quiera en volcar el tablero...
El toque triste y algo misógino de Cerebus y sus mujeres, una relación imposible basada en malentendidos, traiciones, breves intimidades de ternura y largos intervalos de desencuentros, hace presagiar la deriva que (dicen) cogió Sim en posteriores años. Deriva humana y política hacia tonos más misántropos, misóginos, reaccionarios...
Visualmente rompedora, fantásticamente escrita, con una disposición de viñetas sorprendente, un ritmo endiablado, una inteligencia fuera de toda duda, es la obra de un descreído que arroja tristeza y cinismo, que hecha sal en la herida de una inocencia y un idealismo perdidos, que refleja con sutileza las batallas, las bajezas, pero también las dudas, las relaciones, las decepciones, las ilusiones de construir algo sólido, aunque ahora sepamos que todo se desvanece en el aire...
Culpa de todo esto pueden tener mis lecturas, variadas, heterogéneas, oscuras, pesismistas, visionarias algunas.
Entre ellas destaca el Cerebus: High Society de Dave Sim.
Uno de los comics más divertidos, lúcidos y pesimistas que he leído últimamente. Lo que empieza como parodia del género de espada y brujería acaba como un tratado acerca del poder y de quienes lo ostentan.
Sim es inmisericorde, y sitúa a su codicioso cerdito hormiguero Cerebus en la carrera por el poder primero, y atrapado por la inercia del mismo después. Cerebus llega a ser el presidente omnímodo de un país, pero lo que destila página a página, estratagema a estratagema, guerra a guerra, es impotencia. Su antiguo protector y figura paterna a superar aporta un toque de humor: Lord Julius es un impersonator genial de Groucho Marx, y demuestra lo absurdo de todo el ecosistema político, y arroja de paso dudas acerca de la democracia y sus fallos.
Alta Sociedad refleja la impotencia de la política frente a otros poderes, otros compromisos, y una realidad compleja, que conduce a su administración a la entropía, mientras el entrañable guerrero se debate entre la codicia, la sed de reconocimiento, riqueza y poder, el despotismo, y una cierta nostalgia castrense de una época sencilla con enemigos tangibles que es posible combatir con espadas.
Los mecanismos del crédito internacional, del déficit estatal, de las camarillas y las élites corruptas, de la banca, de los tratados de paz, de las conferencias multilaterales, de la iglesia...Un mundo de consejeros, de funámbulistas del desastre, del que Jaka, su antigua amante, trata en vano de alejarle. Cerebus está carcomido por la ilusión de un poder que efectivamente no es suyo. Sólo nominalmente. Es un advenedizo que ha apostado fuerte y no puede retirarse de la partida, aún cuando se sepa atrapado, perdido, solitario, amargado, aún cuando envanecido rompa el corazón de Jaka, aún cuando todo lo que hace va en contra de su carácter y naturaleza de luchador y no de intrigante.
El poder le cambia de modo que no puede escapar del mismo, porque se ha convertido en parte de si mismo: Las maniobras, las astucias, los manejos. Está tan metido que las cavilaciones acerca de qué peones sacrificar le impiden pensar si quiera en volcar el tablero...
El toque triste y algo misógino de Cerebus y sus mujeres, una relación imposible basada en malentendidos, traiciones, breves intimidades de ternura y largos intervalos de desencuentros, hace presagiar la deriva que (dicen) cogió Sim en posteriores años. Deriva humana y política hacia tonos más misántropos, misóginos, reaccionarios...
Visualmente rompedora, fantásticamente escrita, con una disposición de viñetas sorprendente, un ritmo endiablado, una inteligencia fuera de toda duda, es la obra de un descreído que arroja tristeza y cinismo, que hecha sal en la herida de una inocencia y un idealismo perdidos, que refleja con sutileza las batallas, las bajezas, pero también las dudas, las relaciones, las decepciones, las ilusiones de construir algo sólido, aunque ahora sepamos que todo se desvanece en el aire...
1 comment:
Cerebus es uno de los mejores cómics que he leído. Rompedor, imaginativo, corrosivo, irónico. Pocas veces me he sentido tan identificado con un personaje como con ese cerdo hormiguero con mala leche y con los elementos en contra. Y el principal de ellos es él mismo.
Luego a Dave Sim se le fue la olla de una manera cuasi comprensible. Traspasó y la línea y no salió indemne. Pero ahí queda eso...
Post a Comment