Micronesia en el Cerebelo

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Friday, December 18, 2009

Liderazgo


Este momento exige que diga la verdad, toda la verdad, sinceramente, y sin tapujos. No debemos rehusar enfrentarnos a las condiciones actuales de nuestro país. Esta gran nación aguantará como ha aguantado, se restablecerá y prosperará.

Así, que antes que nada, permítanme manifestarles mi firme convicción de que a lo único que debemos temer es al miedo mismo, a un terror anónimo, irracional e injustificado que paraliza los esfuerzos imprescindibles para convertir los repliegues en ofensiva...

...Animado de este espíritu y confortado por el de ustedes, afrontamos nuestros problemas comunes, los cuales, gracias a Dios, son exclusivamente materiales. Los valores han mermado hasta alcanzar niveles fantásticos; los impuestos han aumentado; nuestra capacidad de pago ha disminuido; el manejo de todos los negocios confrontan una seria reducción de ingresos; los medios de trueque se encuentran congelados en el tráfico comercial, hojas marchitas de la industria yacen por todas partes; los agricultores no encuentran mercado para sus productos; se han esfumado los ahorros que hicieron durante muchos años millares de familias. Y, lo que es más importante, una multitud de ciudadanos sin empleo encara el inflexible problema de la existencia, y un número igualmente voluminoso trabaja con un salario ínfimo.

Solo un optimista insensato podría negar las sombrías realidades del momento

...Despojados del señuelo de las ganancias con el cual inducían a la gente a seguir su falso liderazgo, han recurrido (los especuladores) a exhoratciones suplicando con lágrimas en los ojos que les fuera devuelta la confianza. solo conocen las reglas de una generación de egoístas...

...si, los cambistas han huido de sus tronos del templo de nuestra civilización. Ahora debemos restituir a ese templo las antiguas verdades. La medida de esa restitución radica en el grado en que apliquemos valores sociales, más nobles que el mero beneficio monetario.

“Nuestra más ardua tarea, la primera, es hacer que el pueblo vuelva al trabajo. No es un problema insoluble si nos enfrentamos a él con prudencia y valentía. Puede realizarse, en parte, mediante la contratación directa por parte del gobierno, actuando como en un caso de guerra pero, al mismo tiempo llevando a cabo los trabajos más necesarios, a partir de estas personas contratadas, para estimular y reorganizar la utilización de nuestros recursos naturales...”

"(...)Por último, en nuestro camino hacia la reanudación del trabajo, necesitamos dos garantías para impedir que vuelvan los males anteriores: debe haber una supervisión estricta de todas las operaciones bancarias, así como de los créditos e inversiones; hay que poner término a las especulaciones que se hacen con el dinero de la gente y contar con una disposición que establezca una moneda corriente, adecuada y firme."

(Del Discurso de toma de posesión de F.D. Roosevelt)

1 comment:

Alex said...

Roosevelt, el demonio para los liberales, desarrolló una política económica basada en el intervencionismo para paliar el hambre. Por mucho que les duela a los economistas estrausianos, su gobierno se basó en el trabajo auspiciado por el estado para salir del hoyo. Trabajo e inversión, sí (nada que ver con el plan eñe, más solidario en espíritu que efectivo). Y por mucho que les joda, Roosevelt no alargó la debacle sino que la hizo admisible para los que morían de hambre y frío. Esas bajas colaterales que tanto gustan a los estadistas.