La angustia se debe a la pérdida de una identidad verdadera. Si espero un mensaje del que depende mi felicidad o mi desgracia, me siento como sumido en la nada. Mientras la incertidumbre me tiene en suspenso, mis sentimientos y actitudes no son sino un disfraz provisional. El tiempo ya no fundamenta segundo a segundo —como construye el árbol— al verdadero personaje que me habitará dentro de una hora. Este Yo desconocido marcha a mi encuentro desde el exterior, como un fantasma.
Entonces experimento una sensación de angustia. La mala noticia no provoca angustia sino sufrimiento; es completamente distinto. Pero hete aquí que el tiempo ha dejado de correr en el vacío y estoy por fin instalado en mi función. Ya no me proyecto en un porvenir sin rostro, ya no soy aquel que entrará en tirabuzón envuelto en llamas. El porvenir no me obsesiona ya como si se tratara de una aparición extraña. De ahora en adelante son mis actos, uno a uno, los que lo componen.
Entonces experimento una sensación de angustia. La mala noticia no provoca angustia sino sufrimiento; es completamente distinto. Pero hete aquí que el tiempo ha dejado de correr en el vacío y estoy por fin instalado en mi función. Ya no me proyecto en un porvenir sin rostro, ya no soy aquel que entrará en tirabuzón envuelto en llamas. El porvenir no me obsesiona ya como si se tratara de una aparición extraña. De ahora en adelante son mis actos, uno a uno, los que lo componen.
(Saint Exupery, Piloto de Guerra)
2 comments:
Hay en Saint-Exupery un aura de malditismo que vela a la persona y ensalza al personaje. Mantengo la teoría de que siguió los pasos del Principito en los últimos días de su vida hasta la inmolación final. Suicidado, como lo fue su personaje tras recibir la mordedura de la serpiente.
Joder si la vida mancha.
La verdad es que a mi el Principito no me marcó demasiado en su día. Tal vez merecería una revisión, o tal vez el momento pasó...
Pero Piloto de guerra me está gustando cosa bárbara.
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