Micronesia en el Cerebelo

Rock, cine, comics, ciencia ficción, cervezologia y sueños rotos.

Thursday, September 24, 2009

Benidópolis


"A un panal de rica miel, dos mil moscas acudieron, que por golosas murieron..."

Gran artículo explicativo de Civera hoy en el Levante...

Si el paradigma del politico conservador valenciano tradicionalmente era desconsolador (antiguos prohombres tipo Frabra con sus redes clientelares y sus conexiones con las cámaras de comercio, versus diletantes entrajados crecidos al albur de los PAIS y demás piraterías legalizadas) el socialismo poslermista daría para una película de Nanni Moretti, tal vez una versión posmoderno y cínica de su fragmetaria Palomebella rossa, entre el absurdo y el descontento de alguien comprometido con algo que no es, que nunca fue.

El mundo de dentro (orgánico) es una guerra permanente en la que los feudos son más importantes que las ideas, en que las posiciones de poder, son más tenidas en cuenta que las derrotas del proyecto global.

En un contexto tal, en el que los secretarios son víctimas propiciatorias de un entorno que creen comprender, pero que están lejos de poder dominar, una corte extraña de profesionales, señores feudales comarcales, que con el cuchillo entre los dientes emprenden abordajes, alianzas y demás pequeña politiquería orgánica, en que se promueve el ensimismamiento de los miembros del partido, observando al partido mismo como objeto de alarma, estudio o atención, es un contexto en el que la sociedad, la crisis, la realidad, e incluso el proyecto y la táctica electoral, son objetos secundarios.

A propósito de aquel congreso tan poco concluyente, me preguntaba hasta qué punto el nuevo secretario no estaba apresado por sus valedores y aliados coyunturales, hasta que punto era ruptura, proyecto propio, punto y aparte, hasta que punto no estaba calentandole la silla a algun(a) gerifalte de Madrid para una posterior conquista de la federación valenciana. Ahora, forzado a buscar apoyos de fuera (Blanco) en contra del llamado "pajinato", y con todos dentro esperando a que salga adelante o caiga en desgracia, sin mover un dedo, es alguien con una debilidad del aparato político tremenda. Y recordamos a Romero. Recordamos la etapa final de Pla.

El pequeño (diminuto) golpe a los campsistas, no será aprovechado por los pocos rivales que quedan en las comarcas del sur, esperando como los sebastianistas portugueses, el retorno del rey prometido (Zaplana) con una nostalgia artúrica de los tiempos en que política y negocio eran una misma cosa (hoy también, pero toca guardar las formas con los vientos que corren).

La pequeña política vuelve a triunfar. Avanzar a un supuesto enclave estratégico, a costa de comprometerse uno, y a los de tu propio partido. Pero qué más da, si la gran política sigue en un día de la marmota casi inquebrantable, con unos poniéndoles velas a San Obama, y proponiendo castillos en el aire de reconversiones fabulosas, y los otros, con una nula respuesta, culpando pero no proponiendo una alternativa, y buenas palabras acerca de presupuestos que pueden cumplirse sin impuestos, y de reformas estructurales que tienen nombre y apellidos (reforma laboral) y que nadie llama por su nombre.

Todas las pequeñas bajezas apenas cuentan, hasta que comienzan a contar, a envenenar no solo a los jugadores, sino al juego mismo, a descomponer un sistema. Benidópolis es solo un símbolo, una determinada sociedad, a escala local, un determinado sistema de funcionamiento, de asignación de recursos, de prevendas, genera su propia política, su propia dinámica (transfuguismo, división social).

Un sistema más grande también acaba siguiendo unas inercias que acaban volviéndolo rígido. Hace un año abogaba por una reforma que subrayase la corresponsabilidad, el cogobierno autonómico, las asambleas de Presidentes Autonómicos, los órganos federales que al estilo alemán cogestionen el conflicto, el senado territorial.

Hoy creo que el sistema esclerotizado, los actores participantes en el mismo, no dejarán la más mínima forma de adaptación, que simplemente no es una demanda social sanear la política y dotarnos de mejores órganos de gobierno, y que la constitución como pacto y como dogma intocable que representa la paz postransición, ahoga a la constitución como intrumento político.

Bienvenidos a la desintegración del nuevo sistema canovista...

2 comments:

Alex said...

Salvo para idealistas e ingenuos, la política y el negocio van parejos de la mano. No hay alternativa porque no existe la autocrítica. La cuestión consiste en derribar el castillo del enemigo. Poco importa el ciudadano de a pie que jalea a sus políticos y está dispuesto a poner la cara para recibir golpes a ellos destinados. Los gestos triunfantes de Maite Iraola tras derribar al reyezuelo pepero, semejantes a los de un fútbolista que acaba de marca en la final de la Champions, me revolvieron el estómago. Más lo hicieron los vítores que recibía de la multitud.

Paolo2000 said...

Yo con este tema soy bastante más cínico... Yo estaba a favor de la defenestracion pero siguiendo una determinada coreografia, sí, al final ha sido todo un desastre...

Y respecto a la maltrecha salud del PSPV como apunta Mycroft habria que extender el diafragma e incluir en plano a toda la clase politica valenciana: un PPPV putrefacto, un PSPV paralizado y una Izquierda desaparecida...

La politica nunca ha sido nuestro fuerte en este Levante Feliz...