Decía Groucho Marx en un gag: "-¿A quién va usted a creer, a mi o a sus propios ojos?".
Una cosa es que una prueba sea admisible legalmente o no, y otra muy distinta
insultar a la inteligencia del personal. Pero estamos ante el "homo fabricus" experto en flotar en el lodo, y sobrevivir, mientras su inquietante pico de ave rapaz alimenta a unos polluelos, y auyenta a su depredador natural, el juez común o "homo desprestigius".
Cuando los que te rodean tienen sus propios cadáveres que esconder nadie te sañala con el dedo.
Pd. Y va Andreita, Minifabra, y se descuelga con
este artículo en El Mediterraneo.
Alucinante. Algo tengo que decirle a la senadora.
Explicaciones al contribuyente. Expliquenos a quién pagan los contribuyentes y han sido puesto a dedo. Tal vez usted misma, sra. Fabra, sea ejemplo de la ley de Michels de los partidos politicos, que tienden a formar una oligarquia y un nucleo poco dispuesto a ceder en sus privilegios. Su familia lleva aplicando el sistema caciquil de intercambios de favores, votos cautivos, chantajes politicos a ayuntamientos, desde el sistema canovista. Y tiene el cinismo de hablar de transparencia, cuando sus cuentas son opacas, y la desfachatez de cuestionar la politización de la justicia, cuando sus maniobras en ese sentido han sido de pura obstaculización del esclarecimiento de la verdad, de cualquier modo parece que incluso ese animal herido que es la justicia, le "inspira temor", en palabras de revolucionarios franceses.
"Intento por desviar su responsabilidad." Eso afirma usted. Eso es este artículo. Un intento por desviar SU responsabilidad, sra. Fabra.
1 comment:
El corriente, entre aquellos que desean desviar la atención sobre determinado asunto, el cargar contra una salida de tono del de al lado. Denota una falta de argumentos asfixiante. La Fabra es conocida en Madrid por su matrimonio con Juan José Güemes, ése lamentable consejero de sanidad sobre el que doña Espe ha depositado tantas esperanzas. Y ella es como su padre, por supuesto. Las élites sabes lo que te conviene y lo mejor que puedes hacer es callar.
Fabra, el padre, es un tipo repugnante. Un residuo de la España caciquil que tanto gusta en determinados ámbitos del PP. El señorito que coloca a sus proclives y esclaviza su obediencia por los siglos de los siglos. Andrea es su hija y por ende ha heredado su legado. Lo lamento por ella.
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