Anderson lo ha hecho de nuevo, ha creado pura magia, ha puesto corazón en los pechos de peluche de dibujos animados de un buen puñado de personajes (y cúantos nos ha dado ya) a los que amar, ha cogido un cuento de Roal Dahl, y lo ha convertido en una de sus clásicas películas sobre una familia chiflada, o más bien sobre un conjunto de animales que se niegan a ser domesticados, frente a la presión de la sociedad, de los mandamases, de la inseguridad, de la precariedad, de la prudencia, del miedo a perder lo poco que tenemos.
La mejor película de lo que va de año nos muestra el espíritu impecable e indomable de Mr. Fox, invitado por su vida familiar a abandonar sus impusos y sueños, a abandonarse a si mismo, a perderse...
Tenemos a una mujer fuerte que se transfoma en el pegamento de esta familia de genios, como la Angelica Huston de los Tenenbaums.
Tenemos a un hijo incapaz de manejar el pesado legado y ejemplo del fantástico y prodigioso Fox, el padre legendario que le ha tocado en suerte.
Pero por encima de todo, tenemos la imaginación desbocada, el desafío, la imaginería visual al servicio de un cuento asombroso, la solidaridad de una pandilla animal frente a la represión del hombre, a la anulación de si mismos, a la autocensura, autocastración, autoencogimiento que la sociedad nos impone.
Es tal vez tremendamente coherente con muchas de sus películas, desde luego Life Aquatic, pero sobre todo con Bottle Rocket, otra película de salteadores, bandidos, inadaptados sociales, buscadores de sueños improbables.
En estos tiempos, el mensaje de rebeldía y autenticidad, el grito ante la autoridad, y la reinvención final en busca de nuevas ideas, nuevos modos de ser fieles a uno mismo y comprometerse con la supervivencia sin traición, es un mensaje muy vivo.
Y luego, claro esta, los personajes. Por encima de todo, los personajes. Nuevos hijos de Wes Anderson dispuesto a robarte el corazón desde el primer momento.
La mejor película de lo que va de año nos muestra el espíritu impecable e indomable de Mr. Fox, invitado por su vida familiar a abandonar sus impusos y sueños, a abandonarse a si mismo, a perderse...
Tenemos a una mujer fuerte que se transfoma en el pegamento de esta familia de genios, como la Angelica Huston de los Tenenbaums.
Tenemos a un hijo incapaz de manejar el pesado legado y ejemplo del fantástico y prodigioso Fox, el padre legendario que le ha tocado en suerte.
Pero por encima de todo, tenemos la imaginación desbocada, el desafío, la imaginería visual al servicio de un cuento asombroso, la solidaridad de una pandilla animal frente a la represión del hombre, a la anulación de si mismos, a la autocensura, autocastración, autoencogimiento que la sociedad nos impone.
Es tal vez tremendamente coherente con muchas de sus películas, desde luego Life Aquatic, pero sobre todo con Bottle Rocket, otra película de salteadores, bandidos, inadaptados sociales, buscadores de sueños improbables.
En estos tiempos, el mensaje de rebeldía y autenticidad, el grito ante la autoridad, y la reinvención final en busca de nuevas ideas, nuevos modos de ser fieles a uno mismo y comprometerse con la supervivencia sin traición, es un mensaje muy vivo.
Y luego, claro esta, los personajes. Por encima de todo, los personajes. Nuevos hijos de Wes Anderson dispuesto a robarte el corazón desde el primer momento.
3 comments:
Tengo muchísimas ganas de verla, pero por razones que se me escapan no podré verla hasta el sábado o el domingo. Y suerte que todavía está en los cines. Es de esas pelis que solo deben verse en pantalla grande. De Wes Anderson siempre espero que la boca se me agüe.
Yo la he visto en pantalla pequeña en pro de verla en VOS. Y Clooney lo borda oiga. Tal vez debería dejar de actuar y pasarse a poner voz a dibujos por sistema.
En versión original la veré si no hay imprevistos. Clooney me mola por su cara dura. ¿Quién dijo que únicamente con encanto -no tiene mucho más- no se puede actuar decentemente?
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