El camino era muy estrecho, pero estaba asfaltado. Subía por la montaña bordeándola y encaramándose como una serpiente pitón enroscándose alrededor de un cuello. En el margen derecho había campos con docenas de almendros secos y viejos, clavados como pálidas cruces sepulcrales al sol, en hileras caprichosas. Los campos bajaban escalonadamente la ladera formando una sucesión de desiertos páramos de agricultura tradicional. De vez en cuando entre los terrones de tierra se distinguía a algún animal agonizante.
En el margen izquierdo del camino, un bosque forestal, pasadizo de pinos y matorrales que latía con desconfianza, recordando el tacto de algún fuego pasado.
El niño miraba por la ventana las nubes bajas enzarzarse como espuma en la barba de la montaña. Una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, murmuraba el niño mientras dibujaba calaveras color rosa con sus lapices de cera.
El coche, azul y antiguo, un viejo renault que olía a metal, parecía un microondas de la antigua europa del este.
Conducía un hombre alto, moreno, anodino, vestido de sport, concentrado y serio, con los ojos clavados al frente. La velocidad era adecuada para aquellas curvas cerradas, a lo alto de los riscos, el hombre respiraba despacio y saboreaba el aire.
A su lado, una mujer de unos treinta años, de ojos pálidos e inexpresivos, organizaba una nevera de viaje, rebuscando entre los hielos, organizando las bebidas, los emparedados, y comentando animadamente algo que tan solo ella escuchaba. Tanto el hombre como el niño estaban lejos, perdidos en sus propios pensamientos, mientras abajo el valle parecía una pintura de Turner, y la calidad de la luz era inmejorable para una excursión de verano.
Llegaron a las ruinas del castillo, a cuyos riscos habían acudido, y el niño comenzó a trepar las viejas y deformadas piedras de fortificaciones, piedras que habían sido secuestradas para erigir muros y que ahora volvían a ser libres para tratar de ser solo piedras. Piedras nada más.
El coche estaba aparcado en una superficie amplia de grava que había al final del camino, a la izquierda, y parecía un azul monolito moderno, un monumento mortuorio más. Un animal herido que contempla la mañana con perezoso aire de sueño.
El niño simulaba batallas imaginarias con seres nebulosos creados por él mismo, necesarias victimas del héroe infantil cuyo ego necesita enemigos a batir.
La mujer desplegaba una silla de playa, y establecía la invasión dominguera del monumento clavando su bandera, una sombrilla que no era posible hendir en el suelo, y que tuvo que fijar aprisionando la base entre varias piedras.
El hombre dió un vistazo, y supo que el lugar le gustaba. Su silencio era inmenso, e incluso los pájaros parecían temer violarlo. El sol pegaba fuerte, y la luz, la luz daba a aquellas míseras y destruidas fortificaciones, algo de esplendor dramático, geometría épica, un perfecto atrezzo para una escena familiar perfecta.
El hombre se acercó al maletero y se dispuso a ordenarlo, a hacer sitio. Dispuso el aceite de motores a un lado, los trapos a otro, los triángulos encajados, y las bolsas apretadas unas contra otras de tal forma que la presión las aplanaba y empequeñecía.
Entonces extrajo una cuerda.
Su mujer leía un libro sentada, como si en lugar de estar allí estuviera en su propio hogar. Tal vez en su mente no había diferencia. El hombre se acercó. Ella sonrió y le ofreció un refresco que había sacado de la nevera, colocada en el suelo frente a ella. El hombre no dijo nada, solo se puso tan cerca que sus caras casi se tocaban, y hubiera podido besarla.
Abajo en el valle se oían alguna máquinas agrícolas trabajando el campo.
El hombre rodeó el cuello de la mujer con la soga y empezó a estrangularla con fuerza. Ella forcejeó y tumbó la sombrilla con un pie, cayendo al suelo desde la silla plegable, mientras él trataba de dejarla sin aire. No era posible, eran la perfecta familia. El aire se consumía en sus pulmones, sedientos de vida, no parecían creer que todo fuese a ir tan mal, y estaban convencidos de que el oxígeno llegaría, tenía que llegar. El niño subía todavía más arriba en sus tribulaciones y batallas fabulosas.
Por fin, ella se dignó a morirse tras un forcejeo largo y tedioso.
El hombre metió trabajosamente a la mujer en el maletero. Y simplemente se fue en el coche, cuesta abajo, con una animada sonrisa de trabajo bien hecho, abandonando al niño. Hacía demasiado buen día. Ojalá empezara a llover.
Cuando el niño descendió, solo había vacío sobre la grava, huellas de huida. Nada de familia. Ni papá ni mamá. Nadie le esperaba. Se sintió solo, y un poco asustado, y simplemente esperó. Esperó.
Abajo, en un campo, algunos agricultores contemplaban el antiguo coche azul, y se preguntaban quién sería aquel hombre que había bajado solo del castillo. Y que había subido también solo.
Hoy cumplen años Michael Ballack, Bryan Ferry, y un servidor. A partir de los 25, empiezan a pesar, y las resacas duelen más. 26 parecen esta vez un millón de años. Aunque en realidad mi vida está anclada en una época postadolescente de precariedad, paro, ingresos nulos, comics, cerveza, nuevas carreras universitarias (puedo acabar con derecho, politicas y comunicación audiovisual en mi haber. Con tiempo y una caña. Eso si no me meto en el ejército, o en la Legión Extranjera, que el hambre es muy mala), todo un estilo de vida lleno de incertidumbre, oscuro futuro, indefinición, indecisión, una violenta reluctancia a la especialización, y un cierto rechazo al way of life imperante...pero con cierta libertad a cambio.
Superbad es una película de Judd Apatow que ha llegado justo en el momento de una tácita aceptación por mi parte de esa prórroga de un estilo de vida juvenil y desarrapado. La verdad es que cuando tenía la edad de los protagonistas, pensaba que ahora mismo estaría en las últimas, viviendo una vida de bohemia, perdición, y malos versos plagiarios.
Porque, salvo que mi fracaso sexual ha sido más palmario, y devastador en su completa dimensión de indiferencia, la película parece narrar mi propia juventud con precisión. Es una película que hereda lo mejor de Porky's. Su procacidad es menos atrevida, sus chistes gruesos, vulgares pero extrañamente elegantes. Su retrato mucho menos generacional, pero también menos superficial.
Porque es una película sobre ritos de iniciación, fines de época, juventudes malgastadas en tardes aburridas (Entroncando con el sinsentido de Mallrats, un nihilismo pop contemporáneo pocas veces bien retratado, y menos bien entendido), fracaso social, auténtica necesidad sexual, y sobre todo es un análisis de la amistad.
Es una película muy divertida, pero sobre todo es la historia de dos compañeros de armas. Es esa fraternidad, ese hermanamiento consciente de que la época de inocencia y despertar, la época de primeras aventuras y primeros fracasos luchados a medias, toca a su fin. La vida nos desplaza, nos separa, nos coloca estratégicamente en su tablero, y a cada jugada cambiamos.
Superbad son los últimos días de dos amigos, y en su paso a la madurez, las peripecias son solo parte del viaje, en realidad interior, que experimentan. Tal vez es un punto de vista muy cerebral para una película con sus chistes de tetas, y con ese personaje secundario que realmente se roba más de un plano (McLovin, el Nerd que acaba creyendo el papel representado de hombre intrépido, junto a un par de policías de cuidado).
Sin duda gran parte de mis años mozos se han pasado en colas de supermercado, comprando alcohol, organizando aquelarres, y ese recuerdo de los tiempos en que el que parecía mayor daba la cara frente a la cajera, es sin duda parte de la complicidad que la película despierta en mi. Además está explotada con un humor inteligente, que mezcla incluso slpastick (impagable Michael Cera intentando salvar una botella lanzandose en plancha) con diálogos naturales, un tratamiento poco prejuicioso y casi exento de suplementos moralizantes.
También es cierto que uno de mis propios grandes amigos ha partido en un viaje iniciático, y veo en los actores protagonistas un talento que tal vez sobrevaloro por llegarme especialmente sus peripecias etílicas, sus momentos vergonzantes (y yo también tuve los míos) y el espíritu irreverente de un cineasta que viene avalado por maravillas como Freeks and Geeks.
Hoy que soy más viejo, me siento en parte más joven gracias a Superbad. Dedico la canción que versionean Niños Mutantes a los amigos ausentes.
No solo hay que procurar que las mujeres jóvenes se sientan mal consigo mismas. No solo hay que promocionar un ideal malsano de priorizar el esteticismo y la sinrazón sobre la auténtica autoestima. También hay que hacer que deseen convertirse en esculturas humanas, o más bien deshumanizadas. Conseguir que la ambición, la desesperación por lograr una aceptación social, la mentira de pertenecer a un mundo aséptico envasado al vacío de casa de muñecas, de coleccionista de Wyler, el deseo en convertirse en imagen sin contenido, sea televisado y documentado como un proceso no solo normal sino deseable. Recuerdo un diálogo de Labute que era algo así: -Deberías ser mejor persona... -Mejor...¿Como tú? -No, simplemente mejor. Estableciendo comparaciones con seres quiméricos que se retroalimentan de las inseguridades y deseos humanos y que más allá del papel y el vídeo son carne y sangre, tan miserable, desgraciada o feliz como cualquiera, la televisión llega a unos niveles de depredación de las mentes jóvenes como no se ha visto en años. Si lo hubieran hecho los nazis, seguramente el clamor hubiese sido unánime. Lástima que este disparate sea incluso socialmente admirado.
El viernes cumplía años un crack como Bill Murray, y hoy otro como Mickey Rooney. Dos escuelas actorales muy diferentes a la hora de encarar la comedia. Murray, heredero gestual de Keaton, pero forjado en el ritmo y la viveza de ingenio televisiva (la de allá en los USA, claro, en el SNL). Rooney en cambio es pura naturalidad, un ser que nació y creció en los platós (rodeado desde niño de actrices, sobre todo) explotando ese disfrute de estar en su salsa ante la cámara, se la juega toda a su simpatía, y por qué no, a su oficio. Me imagino a ese maduro actor que nos vendió que tenía una posibilidad de romance con Scarlett Johansson (y si nos puede hacer creer eso, qué no nos podrá hacer creer) y ese viejo lobo vividor, ajustándose la pajarita y apurando a sorbos la vida azarosa con el ansia contenida del que no ha tenido suficiente, a pesar de haber aprovechado su momento. Me los imagino juntos en la barra de un pub de un hotel de Tokio, bebiendo Whiskey de Malta. Porque lo que no te mata te hace más fuerte.
Me es indiferente que el científico occidental típico me comprenda o me valore, ya que no comprende el espíritu con el que escribo. Nuestra civilización se caracteriza por la palabra 'progreso'. El progreso es su forma, no una de sus cualidades, el progresar. Es típicamente constructiva. Su actividad estriba en construir un producto cada vez más complicado. Y aun la claridad está al servicio de este fin; no es un fin en sí. Para mí, por el contrario, la claridad, la transparencia, es un fin sí. (Wittgenstein)
Cuando se hace cierto tipo de cine político, hay dos grandes problemas: El primero es que el discurso puede acabar engullendo la historia. Incluso aportando gran cantidad de datos y testimonios, si nos ensañamos en subrayar aquello que de por si ya esta colocado en el centro de la función, nos estaremos equivocando. El otro error no viene al caso. Eso es lo que ocurre con los documentales de Moore, aunque llevandolo al limite, Moore consigue que partamos desde la premisa de aceptación de su tono militante: Sus hipérboles se dan por sentadas: Sabemos que es tendecioso, y es más, sabemos que él sabe que lo sabemos. Se trata de un pacto: Moore proporciona una denuncia necesaria y de impacto a costa de transgredir incluso cuando hacerlo resulta contraproducente a su cine de denuncia, incluso cuando resta seriedad. Es un estilo que busca alejarse de los "libros de estilo" del género documental. Linklater en Fast Food Nation busca que la historia hable por si misma, aunque vemos en su abigarrado escaparate de personajes-tipo que andan en círculos en torno a la industria del fast food, bien participando en ella, bien viviendo en sus aledaños, una muestra de puntos de vista no demasiado heterogéneos. La cuestión central de la película no es si hay "mierda en la carne", esa materia fecal que hace que el ejecutivo Kinnear se lo piense antes de hincar el diente, sino, para mi, la clave esta en la actitud de Bruce Willis: No hay un plan maquiavélico para fabricar basura, simplemente la maquinaria funciona así, y es más fácil plegarse a ella: Es la suma de mil pequeñas mezquindades, mil pequeñas grandes explotaciones, las que derivan en esa premisa, no un modo deliverado de planear hacer las cosas mal: Hay mierda en la carne no porque el gran directivo se rinda (y la habrá, nos dice Willis, a pesar de la integridad de los que si deciden luchar por lo que creen correcto, como la dependienta que se pasa a la defensa de los animales). Hay mierda en la carne porque es el modo en el que funciona el mundo, y la inercia es la fuerza más fabulosa que se pueda imaginar. La hay por los desesperados dispuestos a trabajar por miserias a pesar de no estar cualificados, por los supervisores que hacen la vista gorda por sus hipotecas, por los capataces corruptos, y por los ganaderos que miran a otro lado. La hay porque, al fin y al cabo, Linklater nos muestra que nuestra debilidad como seres humanos, y no una maldad manifiesta, es lo que nos hace comer mierda.
Los memes rebotan como pelotas de goma, y cuando haces uno, de pronto dos años después vuelve a golpearte. Kalimero me pasó uno (no se pierdan su verano tarantiniano), y tuve que bucear en mis archivos y ver que se cocía cuando me lo pasó Horrorscope (Que ha vuelto con una cabecera espectacular). He añadido un par más.
And The Winner is.... 18/12/2005:19:06
Horrorscope me ha pasado un post de esos que llaman meme, sobre listas...La imposible misión, elegir las 10 mejores pelis...El meme, por mi parte, lo puede seguir quién quiera y pueda...
1-El Crepúsculo De Los Dioses - Sunset Boulevard B.Wilder(1950)
2-Blade Runner(R.Scott)
3-Teléfono Rojo: Volamos Hacia Moscú -S.Kubrik (1964)
4-Apocalypsis Now, F.F.Coppola (1979)
5-Perros de paja, Sam Peckinpah
6-El Mensajero del Miedo, J.Frankenheimer (1962)
7-Taxi driver, Martin Scorsese
8-Vivir(Akira Kurosawa)
9-La noche del cazador( Charles Laughton, 1955)
10-La Leyenda de la casa del infierno(J.Hough,1973)
Pero podrían ser también, entre otros:
Out of the past, 1947, Jacques Tourneur Aguirre: the Wrath of God, Werner Herzog(1972) Invasion of the Body Snatchers, Don Siegel (1956) Brazil, T.Gilliam (1985) Chungking Express, W.Kar Wai (1994) La Dama de Shangai (O.Welles) Ciudadano Kane (O.Welles) los 400 golpes (F.Truffaut) Lawrence of Arabia, D.Lean (1962) Miller’s Crossing (Joel & Ethan Cohen)(1990) Barton Fink (Joel & Ethan Cohen) Erase una vez en america (S.Leone) The Purple Rose of Cairo(W.Allen) (1985) Raging Bull,M.Scorsese (1980) Donnie Darko,R.Kelly Aflicción(Paul Schrader) El corazón del ángel(Alan Parker) Cypher (V.Natali) Five Easy Pieces(Bob Rafelson) Comfort of The strangers(Paul Schrader) Land of Plenty(Wim Wenders) The Tenembaums(Wes Anderson) El jovencito frankenstein(Mel Brooks) Atrapado en el tiempo(Harold Ramis) El Guateque(Blake Edawrds) Olvidate de mi(Michael Gondry) El increible hombre menguante, Jack Arnold, 1957 Enemigo a las puertas, J.J.Annaud Arrebato(Ivan Zulueta) La Vida Privada de Sherlock Holmes(B.Wilder) 1970 El Sentido de la vida (Terry Jones)1983 La vida de Brian(Terry Jones) 1979 Doce Monos(Terry Gilliam) Sin Perdón(Clint Eastwood) Mystic River(Clint Eastwood) Criaturas Celestiales(Peter Jackson)1994 Miedo y asco en Las Vegas(Terry Gilliam) Chinatown (R.Polanski) El Verdugo(Berlanga) Excalibur (John Boorman) Ed Wood(Tim Burton) Reservoir Dogs(Tarantino) This is Spinal tap (Rob Reiner) The Rutles: All You Need is Cash It´s All About Love (Thomas Vinterberg) Alta Fidelidad (S.Frears) El Fantasma del Paraíso(Brian de Palma) Los Intocables(Brian De Palma) Carlito´s Way((Brian De Palma) Wall Street(Oliver Stone) Rocky Horror Picture Show(Jim Sharman) Feliz Navidad Mr.Lawrence(N.Oshima) Dolls(T.Kitano) El apartamento(B.Wilder) El Proceso(O.Welles) Senderos de gloria(S.Kubrik) Corredor sin retorno(Sam Fuller) The Collector(W.Wyler) Peeping Tom(Michael Powell) El Sueño Eterno(H.Hawks) Easy Rider(D.Hopper) Terciopelo Azul(D.Lynch) Extreme Prejudice(Walter Hill) Kairo(Kiyoshi Kurosawa) Old Boy(Chang Wook Park) Cementerio Yakuza(T.Miike) Hana Bi (T.Kitano) In the mouth of madness(J.Carpenter) Mad Max 2:Road Warrior(George Miller) The Hitcher: Carretera al infierno(Robert Harmon) Asalto a la comisaria del distrito 13(J.Carpenter) Harry, un amigo que os quiere(Dominik Moll) Freaks(Tod Browning) El ejército de las tinieblas(Sam Raimi) Un hombre lobo americano en Londres(J.Landis) El Precio del Poder(B.De Palma) La Ley de la Calle, F.F. Coppola, 1983 El Padrino, F.F.Coppola El Padrino III, F.F.Coppola Dead Man, J.Jarmusch, 1995 Sin City(R.Rodriguez & cía) Manhattan Sur(M.Cimino) Teniente Corrupto(Abel Ferrara) Lenny(Bob Fosse) Bienvenido Mr. Chance(Hal Ashby) Happiness (T.Solondz) 24 Hour party People(Winterbottom) El gran dictador(Chaplin) La noche de los muertos vivientes(G.A.Romero) Siete Días de Mayo(Frankenheimer) Alien(R.Scott) Las Invasiones Bárbaras (Arcand) Life aquatic (Wes Anderson) Kill bill 1 y 2 (Tarantino) Hard Candy The Fountain El hundimiento El Exorcista. El Comienzo The Proposition (De John Hillcoat, escrita por Nick Cave) Takeshis Children of Men The Weather underground (documental sobre el grupo terrorista de los 70, de Sam Green y Bill Siegel)
107-Chucho- Tejido de Felicidad (1999) No era un disco compensado. Es lo que diferencia en definitiva a Chucho de Surfin Bichos, esa incapacidad de hacer un disco redondo de principio a fin. Pero contiene su mejor single, Magic.
108-Alarma-Alarma!!! (1984) El segundo trabajo de los de Tena reincidía en el tono del primero, aunque con vocación más digerible y comercial. Esto no hacía mella a la autenticidad y sabiduría urbana, eso ocurriría más tarde. Este primer Lp gana un poco de canallesca respecto al segundo. "Nunca pasa nada" era un himno.
109-Chucho-Koniec (2004) No es el mejor Trabajo de Fernando Alfaro, pero tiene momentos puntuales muy buenos, y tampoco baja demasiado el fantástico nivel. Otro autor personalísimo, de textos únicos y espíritu inquebrantable.
110-El niño Gusano-El escarabajo más grande de Europa (1998) Me costó pillarle un poco el punto a ese pop inocente, con letras surrealistas, con un humor extraño y retorcido, y un talento poético de primera. Una vez entras en su universo, te quedas en él.
111-Storm-El día de la tormenta (1979) The Storm era grupo sevillano de hard-rock-progresivo, con claras influencias de Deep Purple y ese sonido clásico de órgano Hammond. Sus letras eran naifs, pero su pericia y singularidad en la escena nacional les convierte en un clásico con todas las letras. El video es amateur, no había más.
112-Dwomo-Osinaga (2002) Por la salud musical de nuestro país, grupos como Dwomo que se atrevan a todo, que mezclen lo arty con Perales, Las BSO de James Bond con The Cure, con electrónica animal e inteligente y actitud rockera y desenfadada, grupos así digo, son necesarios. Necesarios y Divertidos. Punto Álgido: From Portugal, Vuelve a mi, Somos muchos ye yés.
Que Pete Doherty anda perdido en un planeta lejano, mugriento y tóxico, no quiere decir que no tenga ramalazos de genio. Su próximo disco, me temo, va a ser muy acústico ("Last art of murder" así lo atestigua) pero se sigue sacando de la manga estribillos caóticos y melódicos de brillante y enérgico pop decadente. Delivery supone un crossover entre The Kinks y su amigo de The Streets. Versos farfullados y estribillo marca de la casa, en una canción que sigue el patrón de Fuck Forever. Barat sigue trabajando. Como solemos decir algunos, con medio disco de uno y medio de otro, tenemos de nuevo a The Libertines.
By, oh by, the way Of an explanation Cast adrift Off the shores of Shotter’s Nation I had a look in, Cave my skull in like a prick Oh now What use am I to anyone? Forlorn, frozen, Beneath the summer Don’t sing along Or you’ll get what I’ve got, oh
Here comes a delivery Straight from the heart of my misery So, comes a delivery Straight from the heart, to you.
Yeah you, now you, now you You’ve finally left school Oh what on earth Do you intend to do? See if you can, Take the man, go round town Where all your Skins, and Mod’s You get together Make pretend It’s 1969 forever Find a girl, have a drink, Have a dance and play
The song that’ll deliver me Straight from the harshness of misery Cos this songs a delivery Straight from the heart to you
Yes here comes a delivery Straight from the heart of my misery Oh that song that’ll deliver me Straight from the heart, to you
So here comes a delivery Straight from the heart of my misery Here comes a delivery Straight from the heart, to you
Las noticias se hacen eco de que el debut de Ben Affleck como director se parece demasiado al sobado "caso Madeleine". Así que mejor no estrenarlo, no vayamos a herir los sentimientos de los consumidores de vísceras y sangre, confundiéndolos con un poco de ficción su carnaza diaria de telerrealidad. Su serial mañanero de niñas desaparecidas y padres sospechosos. Como podríamos observar, la vida imita al arte. Este truculento y triste caso, de tintes casi Holmesianos (falta ya el habitual enigma de la habitación cerrada para completar su folletinesco esqueleto) responde a ese tipo de realidad que no lo parece. La interacción no acaba aquí. Otto Preminguer estrenó en los 60 una película injustamente olvidada llamada "Bunny Lake is missing". En ella, una familia recién llegada a Inglaterra lleva a la niña al colegio. Allí, la niña se pierde. Las circunstancias van más allá. Durante unos días la niña no salió de casa por el resfriado. Nadie la había visto salvo su madre y su tío. La madre habló por telefono con la maestra, que le dijo que la dejara en una sala de espera. Sala de espera cerrada, de la cual desaparece. Allí solo había un niño que era apenas un bebé. La madre dió aviso a una persona del centro a que subiera a echar un ojo hasta diez minutos después, cuando llegaba la maestra. Lo interesante viene cuando roban todas las cosas de la niña, incluido pasaporte. De este modo, y atendiendo a un comentario casual de su hermano (ella tenía una amiga imaginaria llamada Bunny en la infancia) la policía empieza a dudar del juicio y salud mental de ambos, y de la propia existencia de Bunny Lake. Como siempre, la realidad convertida en metaficción, supera incluso las hipérboles de Preminguer.
Todo comenzó de noche, porque la oscuridad, aparte de un atrezzo de escritor barato de relatos de terror, es sencillamente el cielo hecho incertidumbre. Nuestro hombre tomaba unas cervezas con un compañero de trabajo en un local repleto de barricas, en que las mesas eran toneles, y las camareras mujeres demasiado guapas y demasiado jóvenes como para no racordarnos nuestro propio rostro en el espejo que reviste el otro lado de la barra. Había un tipo monstruosamente musculado, rubio, junto a la máquina expendedora de cigarrillos. Creo que era gay, no paraba de mirarme. Yo era ese compañero de trabajo, y estabamos comentado alguna de esas pequeñas mezquindades que ya saben. Cuando le das a un hombre una migaja de poder y un traje oscuro a juego con una corbata gris, y entre gráficos, estudios de venta, contratos de seguro y evaluaciones de rendimientos se cocina el alma de un pequeño tirano. -No puedo creerlo- me dijo- ¿Hizo eso por pura maldad? -Por supuesto. Y ella recogió sus cosas en silencio. Nunca supo ni siquiera por qué la estaba despidiendo. Luego sonrió siguiendola con la vista a través de la ventana, caminando por el parking como herida en su orgullo. -No me jodas. Y no parecía gran cosa, el cabrón. Entró en la empresa cuando yo lo hice, era un chico tímido que tenía miedo de alzar la voz. -El mal casi siempre es un explosivo que se prende con la mecha de lo banal, amigo. - No estoy de acuerdo. No creo que la gente se dedique a hacer el mal por hacer el mal, ¿Qué sentido tiene tomarse esa molestia sin un propósito? Sonreí y me animé a pagar una ronda, porque me encanta la controversia. Mantuvimos una charla vehemente y yo tiré de manual. Hablando del holocausto, de la inquisición, de la bomba nuclear... Mientras hermosas mujeres a las que miraba de reojo jugaban a los dardos, y yo me alegraba internamente de ser un cobarde, aunque en el fondo sabía que era como el último hombre vivo del relato de Matheson, fantaseando con la chica del vestido verde que se parecía a aquella actriz (imaginaba las noches de pasión, el estrechamiento de la relación como las paredes de una sala de tortura que van acercándose unas a otras movidas por un engranaje secreto dejando menos espacio, menos espacio, más cerca, hasta que que lo aplastan a uno y queda atrapado en una vida normal: Casa, coche, perro, hipoteca. Entonces era cuando sonreía por ser un pelele). -No puede ser eso, tiene que haber alguna razón, alguna mezquina razón. -Tal vez el miedo. -El miedo al menos es algo. Las chicas seguían jugando a dardos, y yo estaba demasiado borracho para hablar, y menos aún para hacerme entender. Entonces cambiamos de tema al comentar que Spiritualized estaba de gira y vendría al culo del mundo, en dónde nosotros vegetabamos, todo un detalle. Salimos de entre la espesa selva de cuerpos ebrios, pisando charcos de alcohol y vísceras internas, chapoteando en el lodo lúcido y lúdico de la anestesia derramada. Afuera el motor de la maquinaria industrial que horadaba la plaza de Canovas descansaba como un demonio cansado de competir con los hombres. -Tengo que dejar ese trabajo- dije. -¿Por qué? -Porque si no me pegaré un jodido tiro. No lleva a ninguna parte. Trabajo para beber y bebo para olvidar que trabajo para beber. -Estás exagerando. Solo necesitas (entendí al instante sus gestos lascivos)... -Eso tampoco lleva a ninguna parte. Lo que me jode es haber fracasado como hedonista. Pasarme al materialismo puro y duro acabará conmigo a la larga. -Eres tu el que cree que el mal es simplemente azar y aburrimiento. Eres un pesimista. -Tú lo has dicho. Te llevo.-Accioné el botón en la llave de mi coche, que gruño como un dragón herido. Las obras del metro lo habían llenado de polvo que con el rocío pronto sería una fina capa traslúcida de lodo semitransparente. -No, prefiero ir andando.- Se embozó su chaqueta y sin decir adiós dió media vuelta y se alejó con paso tambalente. Fue la última vez que vi a mi amigo. ----------------------- Algún tiempo después llamé a su casa. Hacía tiempo que no iba al trabajo, y me preocupé. Me contestó su madre, lo cual era extraño porque se había independizado a costa de comprar un minipiso en Manises. -Está bastante mal. -¿Y eso? ¿Qué ha ocurrido? -La otra noche le atracaron dos tipos. Llevaban una navaja diminuta, pero él iba muy borracho. Apenas sabía de que le hablaban esos hombres malcarados. Les dió el dinero, pero cuando se iban se le ocurrió preguntarles por qué lo hacían, si era por el dinero o por placer. Le dieron una paliza y lleva unos días muy raro. -Me apena oir eso. Si puedo hacer algo... Tal vez hablar con él. -No no, muchas gracias... Con eso me di satisfecho, y el tiempo y la rutina diaria fueron dejandole en el olvido. Lo que voy a contar ahora lo averigué después por lo que él contó a terceras personas. Y por la televisión. Le habían jodido bien. Le dieron patadas una y otra vez en la cabeza cuando ya lo habían apalizado. De hecho se olvidaron de huir. Estaban absortos en hacerle daño, en plena calle Salamanca, delante de un colegio religioso, sus golpes parecían truenos, y su cabeza un gran planeta en formación. Latidos, latidos de sangre y dolor palpitando. Pam, pam, pam. Solo oía eso, el mundo se redujo y solo existían los verdugos y su victima. Nadie más, el desierto asfaltado, los blancos balcones inexpugnables de pequeños hogares en silencio. Desde el suelo podía ver la luz azulada de algunos televisores cercanos a la ventana. Se hizo de día y la policía les encontró todavía absortos como en una operación matemática. Algo se rompió en su interior y no fueron sesos ni huesos. Cuando se recuperó, comenzó a coleccionar cuchillos y machetes, a aprender disciplinas de lucha. El típico síndrome de alguien que no se siente seguro. Eso pensaron todos. En realidad era curiosidad. Curiosidad por saber qué motivaba que alguien se dejara coger y castigar por la simple satisfacción de dañar, antes que huir y disfrutar del lucro de su delito. Sus amigos no le reconocían. Su cara estaba paralizada en un rictus. Y no era de horror, sino una sonrisa torcida. Comenzó a caminar por las noches solo, tentando la suerte decía su madre. Deseando ser atacado tal vez. Sus pasos repicando por el empedrado. Callejones en forma de ele, el parque del río, el puerto. Finalmente salió en las noticias, como una venganza. Sé que no era por venganza. No iba a por los que le habían jodido: Le valía cualquier matón. Cuando la policía lo encontró, extrañamente tranquilo, sentado en el suelo con las piernas cruzadas una bajo la otra, le había sacado los dos ojos a su asaltante, le había cortado la lengua, y tan solo le preguntaba: -¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Y sin embargo disfrutaba, su cerebro segregaba sustancias que serían el sueño de cualquier yonqui. Yo estaba bebiendo solo, a la salida del trabajo, cuando salió en las noticias en la TV del pub. Podía oir salivar desde mi taburete a los periodistas que buscaban una explicación y se lamentaban, aunque les brillaban los ojos porque pensaban en el share. -¿Es instintivo, estamos diseñados para causar dolor?-preguntaba uno -¿Era el miedo?-Aventuraba otro. -El miedo al menos es algo.-dijo una voz a mi lado. -No sé. La banalidad del mal lo hace más terrible. Tal vez solo fue curiosidad. Tal vez solo aburrimiento.- Me encontré diciendo- Te reto a una partida de dardos. El que pierda pasa una noche en la celda de mi amigo. La chica que se parecía a Jenniffer Love Hewitt sonrió de forma encantadora aunque no había cogido la negra ironía que había en lo real que escondía la palabra "amigo". Aquella noche no tenía ánimos ni para ser cínico, ni para beber solo. Simplemente quería abrazar a aquella muchacha estúpida que creía que Nerón era una marca de coches. Consegí hacerla reir unas cuántas veces, y supe que no estaba tan oxidado como creía, además de contar con el amigo Jack Daniels para doparla. Aunque luego ella se fue con el rubio que parecía gay.
La película de Bob Clark "Deathdream" es una de esas películas que llegan a ser no solo mejores de lo que parecen, sino también de lo que pretendían. Tomen nota porque pequeñas maravillas como "Homecoming" de Joe Dante, o incluso "La escalera de Jacob" de Lyne, tienen alguna deuda con esta peliculita de serie B, discreta , humilde, pero incisiva, metafórica, malévola. La pobreza de recursos, camuflada por el oficio de Clark y unos efectos imaginativos, aunque de evidente amateurismo, por parte de un Tom Savini que estaba aprendiendo sobre la marcha, no limitan la sutileza del guión. La auténtica revelación de la película es su protagonista. Andy, interpretado por Richard Backus, se convierte con una enigmática, hierática, deshumanizada y bastante irónica actuación, en uno de mis psychokillers favoritos. Creo que tuvo clara inspiración en Terence Stamp y su "Collector". Esas sonrisas forzadas, esos ojos sin vida, que de pronto estallan por el ansia... Pero me adelanto al argumento. Andy es declarado muerto en el frente. Vietnam de fondo. Una familia destrozada. Una letanía materna: "Andy, Vuelve, me lo prometiste". Andy vuelve, pero el regreso no es lo que parece: Nada vuelve a ser igual, porque Andy murió y ahora es un ser sin sentimientos que se alimenta de sangre. Lo impresionante de la película es el choque de un hombre muerto por dentro, que rompe toda relación con lo socialmente aceptado, y se aisla en su dolor de no-muerto, con el engranaje de la vida cotidiana que no paró mientras él estaba matando y muriendo en un infierno lejano. También se trata de un choque entre generaciones, un choque entre alguien cuya inocencia ha sido destruída y que solo cree en la supervivencia (o al menos en algún tipo de supervivencia) y sus seres queridos, convertidos en extraños, sumidos en rutinas, en el status quo de su pequeño mundo que se ve amenazado por la experiencia de la guerra y de la muerte, y de la independencia solitaria y maníaca de este nuevo-Andy que rompe con todos los esquemas pre bélicos. También es una película clásica de zombies, en la que la amenaza aparenta una normalidad que se va resquebrajando, y la madeja acaba llevando a un Andy que trata de seguir vivo, chutándose sangre y masacrando a aquellos que amenazan su medio de subsistencia. Su familia acaba enfrentando el hecho de la naturaleza monstruosa de Andy, y deberá elegir entre la ley o el clan. Al final, Andy acaba siendo un monstruo triste cansado de estar vivo.
Aún estamos en la parte de cola de la lista de Lps hispanos, pero pasado este repaso empezaremos a hablar de cosas importantes... En el 119 iba un disco que rescataba los momentos brillantes de "Los Auténticos" una formación de Castellón con canciones importantes como Dia tras Dia o La Estrella. Pero el sonido era muy muy malo, y he tirado de banquillo, si no les importa:
119-Triana: El patio. Un hito, un fenómeno, fusión de calidad de música con raíces flamencas y un modo de entender la música cercano al progresivo, pero no cayendo en su exceso y manierismo (como si hacían otros grupos). Triana, aunque no me guste el flamenco, contaban historias llanas con un envoltorio musical de calidad, y eso no es poco.
118-Ellos: Lo tuyo no tiene nombre. De nuevo una muestra de tontipop adolescente perpetrado por dos espantapajaros fatuos. Y de nuevo se redime perfectamente trascendiendo el género que en el fondo desprecia tanto como ama. Afortunadamente para todos, ellos saben lo que son y a lo que juegan.
117-La Costa Brava: Llamadas perdidas. Desafortunadamente, este grupo es tan prolífico como deslavazado. Y sin embargo su pop cuando da en la diana esta sacando pecho tanto en letras como en melodías. Por eso a poco que suelten tres o cuatro perlas les perdonamos los discos poco unitarios, el relleno, la dispersión y la falta de dirección. Mi preferida, "Yo tengo 33". Porque cuando aciertan, conquistan . 116- Carlos Ann: Descarado. No acabo de saber muy bien a qué juega este tipo, sus textos son lúcidos y tienen mordiente, y a veces parece querer hacer aquello que se llamó electroclash, otras se pierde en la electrónica un tanto errática y recitada, y cuando nos rayamos nos da perlas de pop electrónico y pegadizo. Su mejor disco, con estacazos como "hada" o "chica underground".
115-TCR: Paro, siesta, días de fiesta. Creo que es casi el último disco de pop naif de la lista. Ni Nosotrash, ni Fresones, ni Niza, ni Ostias. TCR tenían mala leche, letras irónicas y afiladas rajando de los modernillos de mierda, de los locales de modernos de mierda, de la escena pop, de los rituales alcoholicos, del nihilismo, de la vida, del pop. Inteligentes, mordaces, y poperos. Algún defecto tenían que tener.
114-Miqui Puig: Casualidades. He dudado un poco al incluir el disco. Factor X nos ha mostrado que como dicen Gang of Four, todos somos prostitutas, y el grado de petardeo y soberbia de este personaje, y hablo de personaje en calidad de representación actoral. Además es un disco arrítmico que pierde fuelle en numerosas ocasiones (El punk-rocker enamorado. Eufórica Nº3. Mucho, y un largo etcétera de intrascendencias). Pero solo por "La puta canción en la que el chico gana" hace que valga la pena, "Totalmente a favor", "Te quiero", "Revival", "Tan lejos tan cerca", "Con un traje de Elvis" componen una mitad de disco vigorosa, un viaje sentimental con fuerza, lastrado por tiempos muertos. Me temo que tocó techo con "Colección de favoritas" y partir de ahí, bajando enteros.
113-Andy Chango: Salam Alecum. La diversión. La audacia. El chiste grueso. La toxicomanía jocosa. Chistes de talibanes, organillos de feria. No esperen un disco a tomar en serio. "Tomando chupitos de agua mineral, soy un judío palestino, amigo de Alá, muy amigo de Alá, de los cuarenta ladrones y de Alí Babá". Casi el Lenny Bruce del pop hispanoamericano. Bueno, ahí se me ha ido la olla. Pero asegura risas y eso es mucho.
Allí fuera, en la noche entretejida por mil delitos, la gente moría, la mutilaban, se hacía cortes con cristales que volaban, era aplastada contra los volantes de los automóviles o bajo sus pesadas llantas. A la gente la golpeaban, la robaban, la estrangulaban, la violaban y la asesinaban; gente que estaba hambrienta, enferma, aburrida, desesperada por la soledad o el remordimiento o el miedo; airados, crueles, afiebrados, estremecidos por los sollozos. Una ciudad no peor que otras, una ciudad rica y vigorosa y rebosante de orgullo, una ciudad perdida y golpeada y llena de vacío. (Raymond Chandler)
Mutando desde 1981. Rock, Pop, cine, comics, literatura, filosofía, conspiranoias, cyberpunk, y tecnomisticismo. Explorador de sensaciones, romántico y cínico, especialista en venenos rápidos, pluma mercenaria, sindicalista, anarco-socialista, utopista