"El problema es que los bancos no son economías domésticas. Si los bancos se quedan con los brazos cruzados a la espera de la recuperación de precios de los activos, la economía se detiene. El flujo de dinero se interrumpiría y la recesión sería más severa aún de lo que ya es. Ésta es la razón por la que se dice que en una situación en que los bancos son insolventes, pero se mantienen activos, se tiene bancos zombies. Un banco zombie es un banco que está muerto, que es insolvente, pero que tiene un horrible tipo de pseudovida porque en general un gobierno es excesivamente indulgente y le permite seguir operando. Los bancos zombies no son hipotéticos, a partir de 1989 transformaron la maravilla del mundo que era la economía japonesa en un comatoso espectador del crecimiento mundial. La economía no puede recuperarse hasta que los zombies sean eliminados. Occidente no dio muestras de contención en la brutalidad directa con que aconsejó a los japoneses durante el período de estacancamiento nipón: les dijimos que se apresuraran, se pusieran a tono con la situación y acabaran ya con sus zombies. Después de la crisis del crédito resultó que nosotros fuimos más, mucho más lentos, en seguir nuestro propio consejo. Es más fácil estar a favor de las soluciones radicales cuando uno vive a miles de kilómetros, que cuando se trata de tu propio país."
(John Lanchester, Huy, Por qué todo el mundo debe a todo el mundo y nadie puede pagar)
1 comment:
Certero análisis que comparto por completo. El génesis (y el motivo que nos impide despegar tras casi perder la vida al tomar tierra) de la situación caótica que vivimos vive en nuestras esquinas. El mejor ejemplo de democracia plutocratizada es la parálisis de los políticos, quienes no dudan en acudir al rescate de las entidades financieras, a costa de someter a terribles sacrificios a las clases medias, al tiempo que no les exigen contrapartidas. Espectadores de sofá mientras el mundo que conocimos se derrumba.
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