Domingo por la mañana. Un atribulado fontanero de emergencia de las afueras de Melbourne es reclamado con urgencia en el chalet de los hermanos Finn. La fosa séptica ha implosionado, y una marea de maloliente podredumbre lo cubre todo.
Tras su desagradable y muy necesaria intervención, pala en mano, se dispone a deshacerse del excedente, cuando los Finn Brothers descrubren (insospechadas y muy discutibles) las propiedades musicales de la materia fecal. Con dicho material, y contando con el fontanero como productor, fabrican este disco, con el aparente acabado dulzón marca de la casa, pero con el agrio, fétido, hediondo, pestilente, nauseabundo, apestoso trasfondo de la mierda que es su materia prima.
Si fuera cordel en vez de disco sería tan flojo que no serviría ni para ahorcarse, primer impulso que despiertan sus desangeladas escuchas.
Algunas veces más vale no tratar de repetir lo irrepetible...
Tras su desagradable y muy necesaria intervención, pala en mano, se dispone a deshacerse del excedente, cuando los Finn Brothers descrubren (insospechadas y muy discutibles) las propiedades musicales de la materia fecal. Con dicho material, y contando con el fontanero como productor, fabrican este disco, con el aparente acabado dulzón marca de la casa, pero con el agrio, fétido, hediondo, pestilente, nauseabundo, apestoso trasfondo de la mierda que es su materia prima.
Si fuera cordel en vez de disco sería tan flojo que no serviría ni para ahorcarse, primer impulso que despiertan sus desangeladas escuchas.
Algunas veces más vale no tratar de repetir lo irrepetible...
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