¿Qué planes criminales trae el pirata en su bolsillo interior cuando se dirige a tierra?
¿Dónde tiene escondidas sus armas?
¿Con qué argumentos seductores hace encarecibles sus especulaciones?
¿Bajo qué máscaras humanitarias reviste sus locas intenciones?
Cuando aparecen en la buena sociedad ladrones, no están lejos sus sofistas, los consejeros. Desde hace 200 años los ciudadanos discriminan sus miedos: el anarco-marítimo se convierte en tierra, en el mejor de los casos, en un Raskolnikov (que hace lo que quiere, pero se arrepiente); en casos no tan buenos, en un Sade (que hace lo que quiere y reniega del arrepentimiento); y en el peor de los casos, en un neoliberal (que hace lo que quiere y se proclama por ello a sí mismo, por citar a Ayn Rand, como hombre del futuro)
(Peter Sloterdijk: En el mundo interior del capital, para una teoría filosófica de la globalización)
¿Dónde tiene escondidas sus armas?
¿Con qué argumentos seductores hace encarecibles sus especulaciones?
¿Bajo qué máscaras humanitarias reviste sus locas intenciones?
Cuando aparecen en la buena sociedad ladrones, no están lejos sus sofistas, los consejeros. Desde hace 200 años los ciudadanos discriminan sus miedos: el anarco-marítimo se convierte en tierra, en el mejor de los casos, en un Raskolnikov (que hace lo que quiere, pero se arrepiente); en casos no tan buenos, en un Sade (que hace lo que quiere y reniega del arrepentimiento); y en el peor de los casos, en un neoliberal (que hace lo que quiere y se proclama por ello a sí mismo, por citar a Ayn Rand, como hombre del futuro)
(Peter Sloterdijk: En el mundo interior del capital, para una teoría filosófica de la globalización)
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