Micronesia en el Cerebelo

Rock, cine, comics, ciencia ficción, cervezologia y sueños rotos.

Wednesday, February 24, 2010

El mundo como supermercado



En Occidente, la muerte de Dios fue el preludio de un increíble
folletín metafísico, que continúa en nuestros días. Cualquier
historiador de las mentalidades sería capaz de reconstruir en detalle
sus etapas; para resumir, digamos que el cristianismo consiguió
dar ese golpe maestro de combinar la fe violenta en el individuo
–en comparación con las epístolas de San Pablo, la cultura antigua
en conjunto nos parece ahora extrañamente civilizada y triste– con
la promesa de la participación eterna en el Ser absoluto. Una vez
desvanecido este sueño, hubo diversas tentativas para prometerle
al individuo un mínimo de ser; para conciliar el sueño de ser que
llevaba en su interior con la omnipresencia obsesiva del devenir.
Todas estas tentativas han fracasado hasta el momento, y la desdicha
ha seguido extendiéndose.


La publicidad es la última tentativa hasta la fecha. Aunque su
objetivo es suscitar, provocar, ser el deseo, sus métodos son, en el
fondo, bastante semejantes a los que caracterizaban a la antigua
moral. La publicidad instaura un superyó duro y terrorífico, mucho
más implacable que cualquier otro imperativo antes inventado,
que se pega a la piel del individuo y le repite sin parar: «Tienes
que desear. Tienes que ser deseable. Tienes que participar en
la competición, en la lucha, en la vida del mundo. Si te detienes,
dejas de existir. Si te quedas atrás, estás muerto.» Al negar cualquier
noción de eternidad, al definirse a sí misma como proceso de
renovación permanente, la publicidad intenta hacer que el sujeto
se volatilice, se transforme en fantasma obediente del devenir. Y
se supone que esta participación epidérmica, superficial, en la vida
del mundo, tiene que ocupar el lugar del deseo de ser.


La publicidad fracasa, las depresiones se multiplican, el desarraigo
se acentúa; sin embargo, la publicidad sigue construyendo
las infraestructuras de recepción de sus mensajes. Sigue perfeccionando
medios de desplazamiento para seres que no tienen ningún
sitio adonde ir porque no están cómodos en ninguna parte;
sigue desarrollando medios de comunicación para seres que ya no
tienen nada que decir; sigue facilitando las posibilidades de interacción
entre seres que ya no tienen ganas de entablar relación con
nadie.


(Michel Houellebecq, El mundo como supermercado)

Tuesday, February 23, 2010

ADVENIMIENTO EN CANAL DOCE


Un Relato de C. M. Kornbluth

Por aquel entonces, habiendo elevado el Ministro de Finanzas de nuevo los impuestos, resultó que el dinero empezó a hacerse raro en todo el país. De modo que algunos Banqueros de Nueva York hicieron llegar a Ben Graffis, en Hollywood, una carta que decía: "El dinero empieza a hacerse raro en nuestro país; así que haz que Baby Panda eche todo lo que tenga en la barriga".

Ben Graffis se lamentó entonces diciendo:

"Oh Banqueros, Baby Panda es la carne de mi carne, y vosotros habéis hecho de él un dragón devorador. Antes, mi corazón saltaba de alegría cuando con mi estudio y mis animadores hacíamos tan solo doce Baby Pandas de una bobina al año. ¡Maldito sea el día en que pedí un préstamo a los bancos de Nueva York! Me habéis ordenado realizar dibujos animados de largometraje: sus derechos de exhibición han reportado unos beneficios inauditos, y volvemos a comercializarlos todos los años, sin cesar. Me habéis ordenado realizar cortometrajes sobre los animales y la naturaleza con imagen real, y os he obedecido, y en la sala de montaje pegamos, cortamos, invertimos y trucamos las imágenes de tal modo que yo y mis cámaras nos hemos convertido en responsables de falsos testimonios, ya que los hombres ven nuestros cortometrajes y dicen: mirad, esos animales y esos pájaros son parecidos a nosotros por sus risas, sus amores, sus bromas y sus disputas. Me habéis ordenado convertirme en saltimbanqui:

Y yo he edificado el Parque Nacional de Pandalandia, donde los hombres entran con sus hijos, su dinero y todo su buen sentido, y de donde salen despojados de todo menos de sus hijos gracias a la labor de millares de aparatos de gastar dinero; y también en eso os he obedecido. Habéis ordenado que Baby Panda se produzca para ser pasado cada tarde por la televisión, entre las cinco y las seis, para los Pequeños Amigos de Baby Panda, y también en eso os he obedecido, pese a que Baby Panda siga siendo la carne de mi carne.

"Pero, oh Banqueros, no obedeceré jamás vuestra última orden".

Entonces los Banqueros de Nueva York le hicieron llegar otra carta que decía: "Te repetimos: haz que Baby Panda eche todo lo que tenga en la barriga; ya que recuerda, hijo nuestro, que tenemos tu firma al pie de un documento".

Y ocurrió que Ben Graffis obedeció.

Llamó a sus animadores, a sus realizadores, a sus operadores y a sus guionistas; y su corazón sangraba, pero lo disimuló y dijo:

—Vosotros os consideráis jocosamente como sobones cerebrales, ya que atiborráis de ideas las cabezas de los niños durante cinco horas por semana a fin de que compren los productos de nuestros patrocinadores. Habéis cumplido con las profecías: ¿acaso no está escrito en el Libro de los Mercaderes del Espacio que los trusts serán circulares? Ya que los Pequeños Amigos de Baby Panda hacen funcionar el show de Baby Panda, y el show de Baby Panda hace funcionar el Parque de Pandalandia, y el Parque de Pandalandia hace funcionar a los Pequeños Amigos de Baby Panda. Les habéis pedido a los tipos de Investigación de Motivaciones el medio de agarrar a esos mocosos y os lo han dicho; y habéis tenido éxito. Permitís que los chicos sin talento se identifiquen a los chicos-actores talentudos, les proporcionáis en Otto Patosón una imagen de un padre palurdo del que pueden reírse, les ofrecéis con Jackie Whipple un hermano mayor idealizado para los chicos y un ídolo masculino para las chicas más precoces. Laváis los cerebros de los jóvenes espectadores repitiéndoles una y otra vez que serán los dueños del siglo XXI, sin pensar en que aquellos que realmente accederán entonces al poder están haciendo hoy sus deberes en vez de mirar la televisión. Habéis creado una liturgia: un himno de obertura y una bendición final; y sobre todo esto planea el espíritu de Baby Panda, que engatusa y exhorta a los espectadores a que compren los productos de nuestros patrocinadores.

Entones Ben Graffis inspiró profundamente y evitó las miradas de todos ellos, al tiempo que decía:

—¿No sería mejor que Baby Panda dejara de engatusar y de exhortar para ordenar de ahora en adelante como un dios?

Entonces los animadores, los realizadores, los operadores y los guionistas se mostraron dolorosamente sorprendidos, y se dijeron los unos a los otros:

—Este es el fin del fin, y los Banqueros de Nueva York han perdido la cabeza. Y uno de ellos, que era el más viejo de los animadores, le dijo tembloroso a Ben Graffis:

—Oh jefe, jamás hubiera copiado para ti a Baby Panda en las historietas de Winnie la Pulga, allá por los años veintinueve, si hubiera sabido lo que pasaría.—Tras lo cual Ben Graffis lo echó de patitas a la calle.

Entonces otro, que era realizador, le dijo a Ben Graffis:

—Oh jefe, es algo realizable, con un lanzamiento publicitario de... digamos quince días.

Y Ben Graffis se cubrió el rostro con las manos y dijo:

—Que así sea.

Ocurrió pues, que tras el lanzamiento publicitario de quince días, un viernes, durante el último cuarto de hora de "Los Pequeños Amigos de Baby Panda", en el canal doce, fue proyectado un film que combinaba la imagen real con los dibujos animados, como si no formaran más que uno solo.

Y en aquel film especial, Baby Panda apareció rodeado de una aureola, y aquellos niños-actores tan talentudos lo adoraron, y Otto Patosón tropezó al arrodillarse, y Jackie Whipple exhortó en forma sincera y viril a todos los pequeños espectadores a que también lo adoraran, y Baby Panda, nimbado por su aureola, dijo con su amable y gruñente voz:

—Ba-be-ba.

Y la adoración ascendió hasta él, emanando de treinta y siete millones de almas. Ocurrió entonces que Ben Graffis entró en su despacho con sus animadores, sus operadores, sus realizadores y sus guionistas, tras la emisión, y les dijo:

—Esto es lo que yo llamo un gran estreno en la televisión.—Tras lo cual se precipitó
hacia el bar.

En aquel momento uno de los realizadores vio a Aquél que estaba tras el escritorio de Ben Graffis, y le dijo a Ben Graffis:

—Oh jefe, esto sí que es una buena broma, pero me pregunto cómo se las han arreglado los chicos de trucaje para conseguir la aureola.

Y Ben Graffis se sintió dolorosamente sorprendido al ver a Aquél que se sentaba tras el escritorio, y se unió a aquellos que se apretujaban alrededor de Él para intentar tocarle; y entonces Él dijo con su amable voz gruñente:

—Ba-be-ba.

Y todos desaparecieron.

Entonces algunos de los impuros que se habían alejado levantaron incrédulos los ojos de su trabajo y dijeron:

—¡Buen Dios, pero eso es espantoso!

Y uno de ellos, que era marionetista se giró hacia su empresario y le dijo:

—Muchacho, si Graffis tiene éxito con un truco así, estamos todos perdidos.

Y entonces una enorme voz lejana se dejó oír, diciendo:

—Ba-be-ba.

Y así fue. Y el reinado de Baby Panda llegó.

Monday, February 22, 2010

El tiempo del lobo


Siguiendo el tono apocalíptico que adorna los tiempos y el blog, una recomendación: la deliciosa e inteligente, a la vez que hobbesiana, Survivors de la bbc. Una serie cuya primera temporada dejé en barbecho ante el temor no infundado de cancelación y de coitus interruptus.

La histeria del n1h1 dejó a la segunda temporada en el congelador (ya descongelada y emitida, pasada la alarma), dada la semejanza entre las tramas de ambas ficciones. En survivors, un virus mutado mata al 90 % de la población mundial, y el amanecer del mundo anárquico y madmaxiano sorprende a unos personajes en fuga, tratando de construir una coalición en el caos.

Al contrario que la crepuscular y minimalista The Road, Survivors es un apunte sobre los medios y los fines, el poder, la violencia y la sociedad. La reconstrucción del orden se basa en el secuestro, el pillaje, la opresión de la fuerza, en el todo vale, frente a unos protagonistas empeñados en conservarse humanos, o, en el caso de Tom, de serlo por primera vez.

La ocasión perdida que fue Jericho, redimida por el ingenio inglés, en un remake de una serie basada en un texto de Terry Nation (Dr. Who).

La humanidad e inhumanidad de unos personajes, enfrentados al vacío de si mismos y al eterno dilema moral de un mundo humeante y de la lucha por la vida y por la última lata de conservas de un escenario sin granjeros, sino pleno de oficinistas metidos a lobos, a fieras armadas, a seres humanos desencadenados de los cuales Tom es el representante inquitante, el asesino y presidiario que vivía la pesadilla antes de la pesadilla, el héroe maquiavélico y devastado de la devastación, la fuerza bruta que descubre la solidaridad y el amor, pero que debe seguir siendo la bestia que fue para preservarlo...

Saturday, February 20, 2010

Elemental



Trepidante, deliciosa, con la ironía justa para adaptar el mito en un mundo sin héroes, el Sherlock Holmes de Guy Ritchey, teñido de steampunk, de maquinarias imposibles, de la brillante magia del asombro, de un mundo teñido de carbón de la Inglaterra del XIX, funciona.

Funciona con el sentido del ritmo y de la aventura de Ritchey, a quién los necios tildan de comercial. En efecto, ¿Qué hay de más comercial, que el autor más exitoso de la época, resucitando a su personaje finiquitado alevosamente, a petición popular?

Quienes le tildan de efectista olvidan el dinamismo que inyecta al mito. Quienes atribuyen a un pletórico Downey Jr. y a un sorprendente Jude Law todo el mérito, y únicamente a ellos, hacen mal despreciando a Ritchey mientras en otros casos, casos mimados por la crítica, hablan de dirección de actores. Aquí por lo que se ve se dirigen solos.

Porque esto es un folletín, con sus emociones, sus cultos secretos, sus golpes de efecto, y está bien que así sea, porque conserva el espíritu del mito, transformándolo.

La relación entre Holmes y Watson se torna profunda, sin la servil superioridad que en otras espartanas y pretendidamente puristas adaptaciones anulan a watson como otra cosa que el escudero, y se cimienta con palabras, actos, ironías, miradas, complicidades, y una extrema fidelidad mutua.

Tal vez ese sea el secreto de la película, la amistad entre ambos.

Sunday, February 14, 2010

14 de febrero, etc

Hunger


Actualmente, la gran oportunidad de los europeos parece que pasa por consumirse ellos mismos. Si no sentimos la herida del espacio vacío de alrededor, y que todas las instituciones parecen erigirse sobre arenas movedizas, no es porque, finalizada la masacre europea, los muertos parezcan haber pasado a la mayoría. No, si nos hemos vuelto inconsistentes es porque las listas de opciones que por doquier se nos ofrecen no producen más que vértigo.
¿Cuál es la vida que debemos experimentar? ¿Qué vuelo debemos reservar? Si se ha abierto el suelo bajo nuestros pies es porque estamos obligados a elegir entre catorce tipos de salsa diferentes para sazonar la ensalada. El mundo es un menú, lo que significa que hay que pedir y no abrazar la desesperación. Este es el fondo último de la condición posmoderna. Tú no eres más que esta vida, así que devórate a ti mismo, no te dejes las sobras, los restos puedes llevártelos en una bolsa de plástico negra.

(Peter Sloterdijk, Si Europa despierta)

Monday, February 08, 2010

Lost



Sometimes the appropriate response to reality is to go insane.

(Philip K. Dick, Valis)

Illusion persists. There is something real in the
illusion, more real than in the reality behind it.


(S. Zizek)

2009: Odisea Musical


Empieza con retraso, y sin ánimo de exhaustividad, un repaso musical postergado por la pereza y la indecisión. Y parte como una charla entre amigos antes que como una lista tasada. Si algo no aparece, no significa que no esté bajo mi radar.

Sin números, sin prelaciones, solo amables sugerencias estructuradas en capítulos o secciones. Si algo he aprendido de la anterior y titánica lista de 2008, es eso. Al final cuentan las canciones, las sensaciones, y muy poco el orden.

De vez en cuando regadas con algún comentario vitriólico sobre ciertos discos tachados con fuerza de mi lista.

-The Rifles: The Great Scape:

El que tal vez sea uno de los mejores discos de pop de la década, supera las maneras apuntadas en el No Love Lost, y apuntala al grupo como el relevo de los irregulares Ordinary Boys o los disueltos milburn como estandarte del pop neomod y sesentero, que no renuncia a echarle un ojo a los Beach Boys a la vez que le pone una vela a san Paul Weller, y se fija en el nevio de maese Graham Coxon.
11 canciones de luz y felicidad



-C. Isaak: Mr. Lucky:

El disco adecuado para que los tipos duros aprendan a llorar, a pleno pulmón, todas las penas que acumulan en las arterias encallecidas de su rocoso corazón. Roy Orbison tuvo un hijo ilegítimo, al menos metafóricamente hablando, y ese boxeador con coraza de melodías, sensible en el fondo, desengañado, desesperado, que se aferra al recuerdo de todas sus cicatrices, vomita todo el dolor en este disco que hay que oirlo para creerlo. Su voz es una especie de quejido trabajado, ensayado, perfeccionado, repleto de matices, de verdades, de punzadas... Isaak se convierte en una referencia destacada y luminosa de este 2009, cuando no estaba en ninguna agenda, en ninguna apuesta, y con el riesgo de pasar inadvertido como un disco más de un veterano competente pero rutinario.
Nada de eso, a quién desnuda asi su dolor, salvando las distancias como un Buckley (cualquiera de ellos) o un Brel, hay que premiarlo, porque juegan con las piezas de su propia alma para construir un mapa de su desolación, y se dejan parte de ellos mismos en cada surco. Isaak lo ha conseguido con creces en esta ocasión, así que tiene mi aplauso.
Ninguna de sus historias parece que vaya a tener un final feliz, pero nunca hay un final feliz, ni siquiera hay un final.
La historia sigue abierta.


-Eels: Hombre Lobo, 12 songs of desire:

Eels es el artista folk vivo más importante de los USA. Y si, soy consciente que Bob Zimmerman simula respirar, sentir, caminar, e incluso padecer.
Algunos puristas que no se enteraron de cuando el tío Bob cogió la eléctrica, me espetan que esto no es folk o americana. Que se joda el folk, esto es mejor. El pop con raíces, bastardo, que explota en ocasiones en bluses escupidos, se viste de pantano vudú en Fresh blood, se estremece con la hondura sentimental de un Beginner's luck, o un That Look You Gave That Guy.


-Madness: The Liberty of Norton Folgate:

Madness han vuelto 10 años después, y no nos han dado para nada un disco complaciente, acomodado, repleto de puros tópicos. No es un paso adelante en ninguna revolución sonora madnessiana tampoco.
Si Wonderful era un disco con dos singles tan netamente pop que deslumbraban, pero sin ninguna novedad memorable, este es un disco bastante diferente en cuanto a significación.
Sacar ese maravilloso single de 10 minutos de locura y diversión, ese pasacalles de circo ambulante y maravilloso lleno de historias de enanos y callejuelas inhóspitas en la pérfida Albión y dios sabe qué más extraños conjuros, los situa más allá de lo simplemente acomodaticio. Tremenda opereta al estilo de for the Benefit of Mr Kite de los Beatles, solo The Liberty of Norton Folgate justificaría un retorno honroso.
El resto del disco, sin contener el mismo grado de locura o genialidad, y teniendo sus altibajos, da un nivel medio bastante bueno, y los muestra en forma, ocurrentes y animosos.
El disco no tiene tan solo un acierto: Sugar and Spice es maravillosa, On the town nos devuelve al Suggs cuentacuentos y vacilón...That Close pone Our House en una actualización sentimental de mayor calado.
Madness son unos históricos que siguen haciendo historia. Cuánto les deben unos Babyshambles por ejemplo!


-Kasabian: West Ryder Pauper Lunatic Asylum:

No sé si fue la deserción de Christopher Karloff, pero el segundo disco de Kasabian contenía sus dos mejores singles, y luego, un inmenso vacío, apenas algún trémulo intento de acomodarse a la fórmula de Primal scream.
Esto es otra cosa, un album de entidad, compensado, sin huecos, sin bajadas de calidad, en ocasiones sin tregua, de psicodelia y electrónica, en ocasiones abiertamente populachera, ¿y qué mal hay en eso?. Un album con la dinamita de vlad the impaler, Fire, Fast fuse, y Underdog, capaz de hacerte botar del asiento, pero también con los matices de Happiness, el ácido instrumental Swarfinga, o el himno neo hippie Where did all the love go?.
A medio camino entre la electrónica de los de gillespie, el rock de estadio de los Oasis de Gas Panic, y la revisión psicotrópica de unos Kula shaker de club.


La Pulla:

Muse: single: United States of Eurasia:

Sería divertido si no fuera triste. Muse se embarcan en un viaje megalomaníaco al fondo de su ego de la mano de una parodia de Queen que, de tal afectación como desborda, resulta literalmente repugnante. Repulsiva autocomplacencia con ínfulas de grandeur que se plasma en los gorgoritos de un Bellamy encantado de conocerse a si mismo y a Freddie Mercury, que desde allá donde esté debe estar riéndose a carcajada limpia.

Una broma de mal gusto. Más que un ejercicio de independencia, o un guiño a sus influencias, en forma de empalagoso pastiche, una señal inequívoca de estupidez y decadencia.

-Yeah Yeah Yeahs: It's Blitz!

Si por algún casual me entran ganas de oir Heads Will Roll, me pongo un disco de PIL que es de dónde han fusilado la cancioncilla, y al menos oigo a Lydon decir cosas con algo más de sentido... Algunos críticos puristas se echan las manos a la cabeza "quieren ser blondie!". Ojalá. Si solo significara el paso de un estilo de antipop, de punk, a otro más sintétitco, más digerible, más ochentero, adelante. Pero me temo que el grupo se construía en torno al descaro, al grito airado, y aquí pasada la furia irritante y traviesa, nos damos cuenta que debajo no hay nada, solo revival y miseria.

Thursday, February 04, 2010

Panorama desesperanzado


Qué bueno que no haya zar.
Qué bueno que no haya Rusia.
Qué bueno que no haya Dios.

Sólo una aurora amarilla.
Sólo estrellas como piedras.
Sólo millones de años.

Qué bueno que no haya nada.
Qué bueno que no haya nadie.
Tan negro es todo y tan muerto

que no puede estar más muerto,
que no puede estar más negro,

que nadie habrá de ayudarnos
porque ayudar es ya inútil.

(Gregory Ivanov)